Análisis

helena arriaza

Roberto y Noemí

El presentador de 'OT' y la directora de la academia son un ejemplo a seguir

Antes de que comenzase Operación Triunfo todo apuntaba a que la elección de Roberto Leal como presentador iba a ser un acierto. Lo de nombrar a Noemí Galera como directora de la academia generaba más dudas. Acostumbrados a verla en un segundo plano o a ni siquiera verla porque su trabajo estaba detrás de las cámaras (lleva años trabajando en Gestmusic), resultaba extraño que fuera ella la que se iba a poner al frente de la escuela. Ahora, a tan solo una semana de terminar el programa, está claro que su nombramiento también fue una gran decisión. La presencia de Roberto y Noemí ha sido fundamental para el éxito y el resurgir de esta edición del talent musical. Ambos son el espejo en el que deben mirarse los concursantes del formato. En siete días saldrán de su encierro y regresarán a la vida real convertidos en rostros conocidos. Si algo tienen que hacer es tomarse la fama como se la toman el presentador y la directora. Reflejan que a ellos lo de ser famosos les da igual. Con sus intervenciones demuestran que lo que les importa es hacer bien su trabajo. Es con esa actitud con la que obtienen resultados extraordinarios. Si algo caracteriza al andaluz y la catalana es su naturalidad, que hace que la audiencia empatice con ellos. Roberto en plató y Noemí en la academia se muestran tal y como son, nada encorsetados, sin estar pendientes de qué dirán. Y no hay mayor éxito para alguien como la unión de esos dos factores: Trabajar duro y ser uno mismo.

Si hay que destacar algo de Roberto en estos tres meses ha sido su trato con los participantes y el público en cada gala. La complicidad con los triunfitos ha sido total, en gran parte gracias a su generosidad. Incluso cuando tenía que calmar al público en los momentos de mayor exaltación ha hecho gala de su elegancia y educación. Con su trabajo ha logrado que no haya comparaciones con presentadores de anteriores ediciones. Qué suerte tiene La 1 con contar con el sevillano entre sus rostros más populares. Los tres meses de trabajo de Noemí han sido admirables. Se ha dedicado por completo a Operación Triunfo y a los dieciséis concursantes. Ha hecho de directora de la academia, de amiga y madre. Ha reído, llorado, gritado, cantado, bailado… Y su labor como presentadora de El Chat después de cada gala también ha sido redonda. Si hay más ediciones de OT ambos deberían estar presentes. Si no lo estuvieran seguro que el formato decaería porque, con permiso de los concursantes (los otros grandes protagonistas), Roberto y Noemí son un ejemplo a seguir para todos.

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