Unos días antes del estreno de Soy Rosa en TEN empecé a ver publicidad del programa en autobuses y marquesinas. "Qué fuerte apuestan los de TEN por Rosa", fue lo primero que pensé. Pero este pensamiento vino acompañado de un "Rosa no merece menos". Hacer un reality que tenga como protagonista a una sola persona conlleva muchos riesgos. Que se lo digan a Ana Obregón. Su imagen está demasiado expuesta y el resultado puede ser una percepción excesivamente equívoca del famoso en cuestión, e incluso un deterioro de su imagen. Desde el primer capítulo con Rosa el temor se esfumó. La cadena ha hecho un programa a la altura de la andaluza. Todo está muy cuidado desde el punto de vista técnico, desde las grabaciones hasta el montaje. En cuanto al contenido también han acertado. Hay variedad y ella se presta a hablar de todo, de lo bueno y de lo malo. Lo malo queda en un segundo plano pero es prioritario el buen momento en el que se encuentra.

Pocas personas consiguen lo que logra Rosa, traspasar la pantalla y transmitir esa naturalidad, bondad y sinceridad. Lo de que tenía la mejor voz de la primera edición de Operación Triunfo es indudable. Pero que su forma de ser cautivara a todos también influyó en su victoria. No se puede negar que lo de las cámaras no es lo que mejor se le da a la de Granada. Se perciben sus nervios y se nota cuando tiene que ceñir sus palabras a lo que dice el guion. Pero no importa. Incluso es mejor porque los que no estamos acostumbrados a la televisión nos sentimos identificados con esas sensaciones y la hace más humana si cabe. Varios amigos del mundo de la canción visitan a la cantante en los capítulos del programa y ahí se puede ver a una Rosa mucho más suelta, espontánea y divertida. Siempre está bien incluir algún rostro conocido más. En uno de los episodios le contaba a su compañero de OT Manu Tenorio cómo durante el entierro de su padre algunos fans se le acercaron a pedirle autógrafos, y aunque el sevillano intentaba convencerle de que ese era un acto de mala educación, ella les justificaba y se sentía tremendamente agradecida. Y como este en Soy Rosa se ven muchos gestos de la artista con los que demuestra lo importante que es para ella el cariño de la gente.

Hay quien tacha al programa como una operación para realzar a la cantante. Puede ser, pero bien merecida. No tuvo suerte al salir de la famosa academia, ni en cuanto a salud ni en cuanto a asimilar la fama. Gracias a esta nueva oportunidad vemos cómo Rosa ha madurado y cómo trabaja con pasión en su nuevo trabajo musical. Ha regresado a formatos y escenarios en los que se habían olvidado de ella. Pues si este programa ha servido para eso ella, más que nadie, se lo merece. Esperemos que no se aprovechen de ella.

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