TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Análisis

Juan Ruesga navarro

Sevilla, alegre y (des)confiada

Al igual que en la comedia de Jacinto Benavente, Sevilla recuerda en ocasiones a La ciudad alegre y confiada. Por lo menos esa parece ser la imagen que ofrece nuestra ciudad a los visitantes y turistas, según los resultados de las encuestas e indicadores que nos ofrecen organismos públicos y privados. Divertida y atractiva, dicen unos. Una ciudad con un estilo de vida propio, dicen otros. Una ciudad viva y con alegría. Y siguen otros elogios: una ciudad desarrollada, limpia y segura; hospitalaria y con buen clima; con gran riqueza histórica y monumental; con una deliciosa gastronomía. Desde luego volveremos, dicen casi todos. Si así nos ven, ¿quiénes somos nosotros para llevarles la contraria? Claro que creo que para los visitantes hay dos ciudades. Una, la de primeras horas de la mañana, de grupos organizados de mediana edad para arriba, que hacen cola ante el Alcázar, la Catedral y regresan a sus hoteles para el almuerzo concertado. Y otra la de los más jóvenes, que a los atractivos de la ciudad ya mencionados, añaden el del ocio nocturno. Uno de los últimos indicadores nos decía que algo más de la mitad de los turistas que visitan Sevilla tienen menos de 35 años. Dos ciudades para dos grupos de edad muy diferenciados. Y por la diferencia de edades puede que vengan algunas de las maneras de interpretar los sevillanos lo que aporta a nuestra ciudad las visitas turísticas. ¿Se refiere usted a que muchos ya dejamos atrás la juventud y no vemos las cosas de igual manera que hace años? Pues sí. Y se comprende.

Claro que esa es una cuestión colateral. Como en la comedia mencionada, puede que los problemas más importantes de Sevilla no estén a primera vista. Que no sean cuestiones que se perciban en una estancia corta, de fin de semana, en el que las visitas a los principales monumentos, unas tapas en una terraza o unas agradables copas por la noche, a la orilla del río, llenan las horas. Frente a los indicadores turísticos, que indudablemente son positivos, las referencias culturales y económicas publicadas, nos muestran que la posición relativa de nuestra ciudad pierde puestos en el conjunto de España. Tendremos que mejorar en más cosas. Oiga usted, Sevilla mejora. Es verdad. Pero más lentamente que otras ciudades a las que mirábamos desde lo alto de las estadísticas hasta hace poco. Sólo hace falta visitar algunas ciudades españolas para darnos cuenta de cómo han mejorado en la calidad de servicios y en todo aquello que el ciudadano necesita cotidianamente. Equipamientos urbanos, transportes, infraestructuras, servicios municipales…Y no miro más al sur, sino más al norte.

La reputación de Sevilla aguanta y el mito no se deshace en unos pocos días. La vieja dama mantiene su atractivo. Una ciudad bella, con calidad de vida y otros lugares comunes semejantes. Quizás no sea la realidad del día a día, pero así es como nos ven. Por otra parte, es posible que la mayoría de los sevillanos estén de acuerdo con esta imagen. Quizás no solamente estemos alegres y confiados, sino también satisfechos, ¿por qué preocuparnos entonces?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios