Análisis

Rogelio velasco

¿Subida de tipos de interés?

Ayer, y durante el día de hoy, la Reserva Federal se ha reunido para analizar una posible elevación de los tipos de interés en EEUU. En la actualidad, el tipo de referencia se sitúa en el 1%. La última elevación se produjo en el mes de junio y de acuerdo con la declaración pública que realizó, subiría de nuevo los tipos antes de acabar este año y comenzaría a deshacer el programa de compras masiva de títulos del Estado e hipotecarios, no adquiriendo más títulos en la medida en que estos vayan amortizándose.

¿Debería elevar los tipos en la reunión de hoy? En muchas situaciones existe una notable inseguridad en los bancos centrales acerca de qué hacer con los tipos de interés. Los efectos que depara sobre los agentes económicos -ahorradores, deudores, inversores, etc.- son muy complejos. Estos agentes pueden reaccionar de forma distinta a la contemplada por las autoridades monetarias. Entre otras, los agentes pueden descontar en el momento presente los efectos negativos que puedan sufrir. Son las expectativas racionales.

Unos tipos tan reducidos y una tasa de paro del 4,3% serían, en circunstancias normales, argumentos para elevar los tipos gradualmente. Pero el cuadro macroeconómico que presenta EEUU no debe inclinar a la Fed a una rápida subida, porque la tasa de inflación es reducida -1,9%- y no muestra síntomas de aceleración. De hecho, desde principios de este año ha ido reduciéndose. Adicionalmente, para la Fed, la tasa del 2% que tiene fijada como objetivo central es una tasa simétrica, esto es, admitiría, en su caso, una tasa superior al 2% en una situación de fuerte expansión, para después bajar de ese nivel cuando la economía se desacelere.

Esto permite a la Fed tener un margen de actuación superior al de otros bancos centrales. En particular, el BCE toma ese 2% como un techo que no debe superarse, restringiendo, en consecuencia, su margen de actuación.

Además, la Fed ha estado durante los últimos diez años -tanto en la crisis como en la recuperación- previendo una tasa de inflación que ha sido, sistemáticamente, superior a la real. De hecho, ese error de cálculo acumulado es del 4,3%, esto es, durante los últimos diez años acumulados, la tasa de inflación real ha sido un 4,3% inferior a la prevista. Como no hay ningún motivo para pensar que la Fed vaya a mejorar sus habilidades de cálculo, es previsible que esto siga así. Desde el punto de vista de la inflación, la economía se ha comportado mejor de lo esperado.

La economía en EEUU, mucho más que en Europa, está aprovechando los incrementos de productividad derivados de las nuevas tecnologías, que están reduciendo los precios de muchos de los bienes y servicios que entran en la cesta de la compra, ejerciendo una presión permanente a la baja. La inflación está anémica y domesticada.

Lo que sí debería autorizar la Fed es la paulatina reducción de los 4,5 billones de dólares de activos financieros que tiene en su balance, para que el papel de la política monetaria vuelva a la normalidad y también para que, si se produce una nueva crisis, cuente con herramientas suficientes para hacerle frente.

Si la Fed es coherente con sus palabras, elevará los tipos un 0,25%. Si no lo hace, el mercado ya está acostumbrado a las sorpresas.

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