Reconozco que me enfrenté a la adaptación en formato de tv movie de Los habitantes de la casa deshabitada de Jardiel Poncela con prejuicio negativo. Es de valorar positivamente que TVE se acordara de que el 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro. Pero dudo que la obra elegida y la forma de adaptarla fueran las adecuadas para esta conmemoración. Recuerdo la última vez que pudimos ver sobre las tablas esta función en gira por todo el país. Fue hace menos de una década, con una producción que impulsó Juan José Seoane, y qué quieren que les diga, resultó bastante fallida.

Los resultados de esta nueva versión televisiva tampoco difirieron demasiado de esta anterior versión por los escenarios. Y no por falta de empeño en los actores, más entregado Guillermo Ortega que David Janer, sino por la propia naturaleza de la función, un opción más que arriesgada.

Como bien dijo Sergi Belbel en el Imprescindibles dedicado a Jardiel Poncela, aunque reconociéndole su genialidad y calificarle como uno de los grandes dramaturgos españoles de todos los tiempos, si se le podía achacar un defecto éste era el de no cerrar bien los finales, no estar a la altura a la hora de redondear la función. En el caso que nos ocupa habría que añadir las dificultades para traspasar la convención de verosimilitud del espectador no al final, sino desde un principio.

Qué duda cabe que el proyecto vio la luz debido al impulso y el cariño de Ramón Paso, descendiente directo de Jardiel, que figuró en los créditos como guionista y codirector artístico, mientras la realización corrió a cargo de Marisa Paniagua. Pero el cariño no basta para llevar a buen puerto cualquier encargo. TVE ofreció los medios, y regaló una partitura de Juan Bardem, interpretada por la Orquesta de RTVE, que estaba por encima de la historia. Pero al final fue un resultado decepcionante.

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