Lo metropolitano está de moda, aunque sólo cuando conviene. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ha expresado su deseo de que Emvisesa (la empresa municipal de vivienda) se convierta en metropolitana, igual que lo es Emasesa (la empresa municipal del agua). Eso permitiría construir promociones de viviendas públicas en suelos de otros ayuntamientos del entorno. Obtendría más ingresos y más "músculo" (según dijo el alcalde) para que Emvisesa pueda acometer proyectos más ambiciosos. Lo expuso en la inauguración de las jornadas 100 años de vivienda pública en Sevilla, que era el lugar idóneo para decirlo.

En esos 100 años, el crecimiento de la urbe ha sido metropolitano. Decía ayer que las ocho provincias andaluzas se comportan como si las demás no existieran. Pues lo mismo se puede afirmar de los municipios. Se comportan como si los demás estuvieran en Filipinas, como si los de al lado no fueran vecinos. Y así enfrentan proyectos, que terminan siendo ruinosos por no haber valorado la realidad. Se fastidian, en vez de complementarse.

La realidad está por encima de las burocracias municipales. Sevilla es metropolitana, a pesar de los pesares. Estamos en vísperas de la Feria y resulta que es más rápido llegar desde San Juan de Aznalfarache o Mairena del Aljarafe que desde Pino Montano o Sevilla Este. Por culpa de las líneas del Metro. No obstante, alguien que vive en Torreblanca es sevillano a todos los efectos, y alguien que vive en Tomares es extranjero. Alguien que vive en Bellavista también es sevillano, pero alguien que vive en Castilleja de la Cuesta no lo es. Como si la cuesta fuera la frontera de los Pirineos.

Así las cosas, Emvisesa puede construir nuevas promociones cerca de Alcalá de Guadaíra (siempre dentro de los límites sevillanos), pero que no se le ocurra ir más allá de la frontera con Camas. Y luego llegarán las lamentaciones de todos los años: ¡Ay, qué lástima de Sevilla, que ha perdido habitantes! ¡Otra vez por debajo de los 700.000! Y aún da más rabia, porque en Mairena del Aljarafe están creciendo y ya es el cuarto municipio de la provincia en habitantes. Y no ven que tienen una parada del Metro a la puerta de su casa, que ya la quisieran en Los Bermejales.

Los 700.000 habitantes son como una cuestión de orgullo para Espadas y los anteriores alcaldes. Y la verdad del cuento: es por tener dos concejales más. Pero la realidad es metropolitana, o no es.

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