Análisis

José luis bonilla

Consultor de comunicación

La asignatura pendiente de la "Minería del siglo XXI"

La asignatura pendiente es que cambie la imagen que aún existe del sector

La expresión "Minería del siglo XXI" se ha generalizado entre los proyectos mineros para referirse a un modo de ejercer su función productiva definido básicamente por cuatro premisas: excelencia medioambiental, innovación tecnológica, seguridad en el trabajo y compromiso social con las comunidades locales. De hecho, fue la frase más escuchada en el Metallic Mining Hall (MMH), el Salón Internacional de la Minería celebrado en Sevilla en octubre, tanto en boca de los directivos de las empresas como de los representantes de la Administración. Sin duda es un buen eslogan. Su mensaje positivo contiene una intención diferenciadora para marcar distancias con "otro modo" de actuar propio de épocas pasadas.

Desde la posición que me proporciona mi experiencia en el sector doy fe de que las compañías mineras que operan en Andalucía están alineadas con un desempeño impecable por convencimiento propio y también, sería absurdo obviarlo, porque no les queda otro remedio. En el contexto actual las administraciones no otorgarían ningún permiso de actividad sin plenas garantías de cumplimiento de la legalidad y de elevados requisitos ambientales. Siendo así; constatando que las compañías actúan correctamente, la asignatura pendiente es que esta realidad sea percibida por la sociedad para que cambie la imagen generalizada que aún existe del sector.

El renacimiento de la minería metálica en Andalucía es una oportunidad de generación de empleo y desarrollo económico que no podemos desaprovechar. En una década han entrado en operación cinco proyectos mineros y varios más están en tramitación para su puesta en marcha. El cambio de actitud de la Administración ha resultado fundamental en este proceso. Pero ha costado mucho. Sobre todo por las consecuencias de malas prácticas del pasado que forman parte de la memoria colectiva de los ciudadanos. El lastre de la percepción negativa tiene ejemplos especialmente dolorosos. En algunos libros de texto con los que aprenden los escolares andaluces se describe la minería con frases como éstas: "…se contamina el aire con polvo que se deposita en la vegetación y acaba asfixiándola; se contaminan los ríos, pues el agua se usa para el lavado del mineral que se extrae", "tras la extracción del mineral queda un paisaje desolado, ausente de recursos vivos", "…los peligros para los mineros son el derrumbamiento, presencia de gases explosivos -grisú-, y aparición de enfermedades pulmonares". Es evidente que a los redactores de esta unidad didáctica no ha llegado el mensaje de la "nueva minería".

Aminer, la asociación de las empresas del sector, realizó gestiones con la Consejería de Educación y las editoriales que elaboran los textos para tratar de corregir este asunto. Pero conscientes de que las cosas de palacio van despacio, han decidido ser proactivos con una oportuna iniciativa, la edición de una Agenda Escolar que se ha empezado a distribuir en los colegios con información amena y objetiva sobre la realidad de la minería, su impacto, su relación con el medio ambiente y las actuaciones correctoras de los efectos negativos, así como la explicación de la utilidad de los minerales en cualquier faceta de la vida contemporánea. La agenda se ha repartido ya en centros docentes de municipios de Huelva y Sevilla, como Valverde del Camino, Cortegana, Puebla de Guzmán, Aznalcóllar y otros, con muy buena acogida de alumnos y profesores.

En el mismo sentido cabe destacar la acción promovida por la Embajada de Canadá en España, elaborando un folleto al que ha denominado Kit de Minería Sostenible, que explica las diferentes fases de los proyectos mineros, desde la exploración para identificar yacimientos hasta la clausura una vez concluida la explotación. El folleto se repartió generosamente en la citada edición del MMH en Sevilla.

No menos importante es desarrollar programas de visitas a las minas, tanto para escolares como para cualquier otro colectivo. Cobre Las Cruces lo inició con éxito hace años, Matsa lo incorporó posteriormente y Proyecto Riotinto acaba de ponerlo en marcha, enfocado inicialmente a la comunidad educativa de la Cuenca Minera. Conocer cómo se hace minería en estas empresas es el mejor camino para acabar con la leyenda negra del sector. Enseñarlo, para que después se cuente, es la campaña más eficaz de comunicación.

En Andalucía, además, contamos con otra joya que complementa el conocimiento del sector, el Parque Minero que gestiona la Fundación Rio Tinto y que incluye el Museo Minero, un recorrido por paisajes increíbles en el antiguo tren que transportaba el mineral hasta el puerto de Huelva, y la visita a instalaciones mineras en desuso que han sido adaptadas para facilitar el acceso. Casi 90.000 personas visitaron en 2016 este enclave, referente de recuperación y puesta en valor del patrimonio histórico vinculado a la minería, y ejemplo de un interesante maridaje entre el sector extractivo y el turismo como instrumento de desarrollo socioeconómico de un territorio.

Todas estas iniciativas, y otras que acerquen la minería a los ciudadanos, pueden ayudar a eliminar la percepción negativa y favorecer la licencia social de las operaciones mineras. Pero no deben ser esporádicas, sino constantes. Y no deberían estar promovidas sólo por las empresas del sector, sino contar con apoyo de la Administración porque tanto a unos como a otros les interesa que se entienda y se extienda el concepto de minería del siglo XXI asociado al resurgir del sector en la Comunidad Andaluza.

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