Análisis

Jorge Benavides Solís

Dr. Arquitecto. Profesor Titular de Universidad

¿La ciudad es un bien cultural?

En Sevilla todavía se recuerda la Exposición Iberoamericana del 29. Ahí está su huella

La ciudad es el bien cultural más complejo que ha construido la sociedad desde hace once mil años y los políticos no lo saben o no lo comprenden. Todas las etapas históricas están escritas en ella. Es una biblioteca de libros materiales e intangibles sin los cuales no se conservaría la memoria ni los referentes de identidad y de pertenencia como es por ejemplo, para los sevillanos, la Giralda. Pero no todos los edificios, digámoslo de una vez, son del mismo valor ni merecen conservarse. Hacerlo indiscriminadamente sería un absurdo, tanto como recordar todo cuanto sucede. Funes el memorioso de Borges y el nacido con Alzheimer no son humanos. La construcción del recuerdo supone un proceso dinámico, selectivo y en el caso de una ciudad, responsable. Políticos y ciudadanos deberían participar con responsabilidad en dicho proceso.

En Sevilla todavía se recuerda la Expo del 29. Ahí está su huella: el Parque de María Luisa y todos sus pabellones están legalmente protegidos porque son la expresión material de cuanto sucedió en ese evento. Libros referenciales. Tal fue su trascendencia que en numerosos pueblos de provincia se nota la influencia. Aníbal González autor de la Plaza España, el monumento más visitado, y otros arquitectos coetáneos impusieron su estilo en Martos, en Alájar, en Aracena y en numerosos pueblos. El gusto popular en Andalucía se sigue identificando con el estilo regionalista: el uso de la madera, del ladrillo, del hierro forjado, de la cerámica. Y no se diga en Sevilla. El Marqués de Nervión contrató el plan para desarrollar el barrio de su nombre. En él comenzaron a levantarse las villas y chalés que tanto lo caracterizan. Un inventario hecho con mis estudiantes fue entregado al actual alcaide del Alcázar cuando era delegado provincial de Cultura con la correspondiente solicitud para que según la ley sean protegidos. No se hizo.

Desde entonces, no ha disminuido la presión de las inmobiliarias para levantar en su lugar, altos bloques que, con la complacencia de los políticos, algunos inversores entienden la ciudad como un mero territorio de alta rentabilidad financiera y no como un espacio colectivo, público, de encuentro, de comunicación y de grata convivencia.

En la sección cultural de un periódico, he leído una alarmante noticia. Me la ha compartido una sevillana: "Calle Cristo de la Sed, antigua sede de la Empresa Albatros", un representativo chalé junto a su similar colindante de cuando se preparaba la Expo del 29, en cuya fachada consta el año de su construcción, 1920, corre el peligro de ser derrumbado y substituido por un alto bloque de vidrio y hormigón.

La memoria urbana (colectiva) de Sevilla no merece seguir soportando tanto desgarro. ¡Por favor!

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