El bético está volviendo a disfrutar. La comunión entre equipo y afición es perfecta, sólo había que ver cómo los jugadores, al final del triunfo ante el Eibar, se dirigían al Gol Sur para cantar, saltar y vibrar con el pulmón del Villamarín. El mismo ambiente y las mismas sensaciones que se vivían y respiraban en las dos épocas anteriores de Lorenzo Serra Ferrer, cuyo nombre fue coreado en un cántico que el aficionado que siente en verde y blanco se sabe de memoria.

El balear es el líder del actual proyecto, su proyecto, el Proyecto Serra. Exigencia y ambición plasmadas en futbolistas de nivel y un discurso que fulmina aquello de "paciencia, dejen trabajar" y a esos argumentos sin peso alguno, como lo judicial, usados año tras año para justificar pésimas gestiones deportivas. Porque el fútbol se ve o no se ve, y es el aquí y el ahora, y en la planificación actual sí hay jugadores que tienen el nivel que exige un club como el Betis, con físico de élite y calidad.

Y el mejor ejemplo es Bartra. Un fichaje extraordinario y con madera de capitán en un futuro. Un emperador en defensa que parece que lleva toda la vida jugando en Heliópolis. Ese tipo de futbolistas que el Betis llevaba años necesitando y que hace que el bético se sienta identificado y orgulloso de tenerlos en su equipo. En general, una plantilla a la que Quique Setién, la otra pieza clave del Proyecto Serra, le está sacando rendimiento, como así reflejan los resultados.

El cántabro ha confiado en los canteranos y ha sabido dotar a su equipo de solidez sin perder una pizca de pegada, en sus últimos discursos está muy atinado y está gestionando bien un plantel al que tiene enchufado. Pero la temporada no ha acabado, le queda al Betis rematarla. Mira de cerca la quinta plaza y argumentos tiene para pelearla. Y con cincuenta mil detrás le será más fácil. Es el momento de poder convertir el hecho de ganar en algo cotidiano. Es el momento del Betis.