Imagino que Fernando Trueba estará a punto de fichar a Salvador Sobral para su escudería de músicos. Qué fácil debe ser ejercer de productor cuando se cuenta con un material tan potente. Que Trueba se olvide del fiasco de La reina de España, y por una milésima de lo que le costó aquella edite una nueva entrega de Música para machacarte el corazón. Basta llamar al amigo Sobral, versionar doce veces Amar pelos dois con una serie de cómplices que estén por la labor, y hete aquí que tendríamos uno de los álbumes del año. Carne de palmarés en todos los premios de la música.

Pero, ¿y en televisión? ¿Hay hueco para Salvador Sobral y su hermana Lucía en esta televisión putrefacta e inculta? El propio cantante prescindió hace mucho de ella en su vida cotidiana. Es de los que vive con su chica sin pantallón en el salón, y caso de tenerlo, sin ningún canal sintonizado. Sólo para ver cine. Muchos de sus coetáneos tienen estos hábitos.

La verdad es que no nos imaginamos el shock que podría llevarse Sobral caso de ser invitado a los programas de Cárdenas o Pablo Motos. Ni él ni nosotros nos merecemos semejante trago. Esperemos que Late Motiv le haga un hueco, no sólo para cantar. Y los de Atención obras otro. Este chico, en apariencia tan callado, tiene mucho que contarnos. Desde otro ángulo. Desde su experiencia en Mallorca (esos Erasmus como pretexto) y Barcelona, cuando tornó la Psicología por la música. Aunque de psicología de andar por casa, la de los corazones rotos que se recomponen y todo eso, este chico está doctorado.

Por cierto, TVE emparedó el Festival de Eurovisión La 1 entre dos películas de relleno, eliminando una de las anunciadas previstas (y destacada en este periódico, La sonrisa de Mona Lisa). Cargándose la previa y cargándose el post. Como si todo eso no fueran las esencias de evento. Cuánta ignorancia.

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