Apesar del gran progreso de nuestro país durante las últimas cuatro décadas, España sigue, en buena medida, de espaldas al mundo. El conocimiento que tienen de nosotros en muchos de los países occidentales se debe más a la diplomacia económica de las empresas del Íbex que a la presencia de los ministros y diplomáticos fuera de nuestras fronteras, en foros y reuniones internacionales.

Tener una mayor presencia en foros o en publicaciones relevantes significa tener una influencia mayor en la inteligencia de los países más desarrollados. Tomemos como ejemplo nuestro papel en EEUU. La presencia de la cultura hispana es apabullante. Con más de 50 millones de ciudadanos de habla española, somos diariamente noticia. Sin embargo, esa presencia apenas tiene influencia en los líderes políticos o intelectuales del país. No somos capaces de transmitir nuestra importancia y papel en el mundo a las instituciones de investigación y de debate relevantes. Ni tampoco a sus dirigentes.

Para que un país tenga influencia y gane peso internacional es imprescindible que los dirigentes de esas instituciones nos conozcan no sólo por los millones que hablan español, sino por la participación en conferencias, foros de carácter científico, tecnológico e intelectual. De esa forma, nos considerarán un país de perfil elevado y desarrollado.

Los acontecimientos que estamos viviendo estos días por el secesionismo catalán son un buen ejemplo del trato dispensado por una parte importante de la prensa internacional. En algunos casos, los corresponsales en nuestro país de esos medios no se han enterado bien de aspectos fundamentales del conflicto. Se quedan con los más llamativos, como los dos millones de personas que salieron a la calle, ignorando el origen del conflicto, o la forma de organizar el falso referéndum. Da igual que éste sea legal o ilegal.

Como consecuencia, han tenido más influencia las imágenes de los manifestantes peleando con la policía (800 heridos según la Generalitat; un hospitalizado) que las razones que respaldan al gobierno español para actuar como lo está haciendo.

The New York Times, The Wall Street Journal, Financial Times o la revista The Economist no son medios que se dediquen a difundir infundios o exageraciones para atraer, de manera populista, a los lectores. Pero sí pueden adolecer de información completa, ofreciendo una versión sesgada de los hechos.

Durante los últimos meses, en todos esos medios internacionales han aparecido artículos sobre España y Cataluña, escritos por relevantes líderes independentistas, algunos con base en Barcelona y otros en Nueva York o Boston. Pero sólo puedo recordar un artículo que apareció en la sección de Cartas al Director en The New York Times, escrito por el actual embajador en Washington. Demasiado poco.

En lugar de devorarnos internamente -que llevamos haciendo años con las peleas entre comunidades autónomas y Gobierno Central- España necesita unir fuerzas, para tener mayor influencia internacional y proyectar mejor nuestra imagen e influencia en el mundo. Y para que cuando surja un problema como el que padecemos, la visión del Gobierno central tenga mayor credibilidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios