La segunda temporada de Las chicas del cable es todavía mejor que la primera. Cuando comencé a ver la serie no confiaba en que se situase entre mis favoritas por las críticas que había leído. Pero el hecho de que la productora Bambú estuviera detrás de esta ficción me hizo darle una oportunidad. Y resultó ser una oportunidad más que merecida. Hace menos de un mes que Netflix estrenó la segunda temporada. Tras disfrutar los ocho episodios que la componen reafirmo mi opinión. Hacía falta una ficción como ésta. Reúne varios requisitos que la convierten en innovadora. Trata temas que en la actualidad aún son tabú y los ambienta en una época pasada como la violencia de género, el aborto, las relaciones homosexuales o la transexualidad. Y el más importante, la lucha de las mujeres por hacerse un hueco en el mundo laboral. Las protagonistas no siempre consiguen sus objetivos y en varias ocasiones los hombres logran lo que se proponen a costa de no valorar a las mujeres. Esto ha recibido críticas negativas pero no hay que perder de vista que la serie está ambientada a comienzos del siglo XX. Que las protagonistas sean cinco mujeres es todo un acierto. De momento no hay muchos creadores de series que se atrevan a apostar por varios personajes femeninos como los principales de las tramas. Y no podía faltar el amor. Las historias tienen un punto de romanticismo que cuentan con el inconfundible sello de Bambú que deja con ganas de más cuando termina cada capítulo y crea una sensación de necesidad para ver el siguiente. Pero si hay algo que destaca es la amistad entre las chicas de la compañía de teléfonos. Esto es lo más importante.
Las actrices que dan vida a las protagonistas hacen un trabajo espléndido. Blanca Suárez, Ana Fernández, Maggie Civantos, Nadia de Santiago y Ana Polvorosa se han convertido en imprescindibles y cada una tiene un rol muy marcado que interpreta a la perfección. En la segunda temporada es sublime el trabajo que realiza Ernesto Alterio. Su incorporación es uno de los grandes reclamos de los nuevos capítulos. Ángela Cremonte, Borja Luna, Nico Romero y Antonio Velázquez son otros de los actores que hacen que la serie destaque por su reparto. Pese a su protagonismo Martiño Rivas y Yon González son los que cuentan con una interpretación más forzada. Que las temporadas no cuenten con demasiados capítulos y que los episodios no lleguen a una hora de duración la hacen mucho más amena y fácil de ver. Es una serie ideal para verla en un fin de semana. Merece la pena. Menuda incertidumbre ahora que no se sabe cuándo llegará la tercera temporada.
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