Análisis

helena arriaza

La noche no es para Rober

'La noche de Rober' es un programa que podría haberse emitido en los años 90

La buena intención no siempre es suficiente. Antena 3 prueba suerte en la noche de los viernes con La noche de Rober pero tras tres emisiones se puede decir que el resultado no es el esperado. Ni en cuanto a datos de audiencia, ni en cuanto a las opiniones de los espectadores. Cuando Atresmedia anunció la llegada del nuevo formato parecía que estábamos ante algo prometedor, una especie de late night americano, innovador y en este caso emitido en horario de máxima audiencia. Y finalmente, nada que ver con lo que parecía.

Se trata de un programa que bien podría haberse emitido en los años 90, en el que faltan ritmo, risas y entretenimiento. Durante su primera noche de emisión manifesté mi opinión en redes sociales. Como muchos usuarios califiqué el programa de insoportable. Alguien me respondió diciendo que Roberto Vilar es muy buen humorista y uno de los mejores presentadores de Galicia. Algo con lo que también estoy de acuerdo. Una cosa no quita la otra. Se percibe que Rober pone todo de su parte para que el programa marche. Siempre con una sonrisa, transmitiendo humildad y con la intención de que las risas no paren. Pero aunque él lo intente, la mecánica del formato no ayuda. Tan solo hay que ver la cara de los invitados que acuden al plató. Reflejan que no se sienten cómodos y que son conscientes del poco éxito que va a tener el programa. Los juegos que el presentador propone a los invitados están muy vistos. Son juegos que se realizaban en programas que se emitieron hace muchos años. En lugar de apostar por las nuevas tecnologías y aprovechar las nuevas opciones que permiten los avances de la actualidad, La noche de Rober opta por no sorprender, por estancarse. Algo que hará que pase por la televisión sin pena ni gloria. Otro de los aspectos que falla son los colaboradores. Que en un programa trabajen Anna Simón o Silvia Abril debería ser garantía de éxito. Pero el talento de ambas en este caso está desaprovechado y Silvia intenta ir siempre más allá, llegando a eclipsar a todo lo que sucede en plató. Y pese a la buena voluntad de la humorista eso tampoco ayuda al programa, que por momentos parece más de ella que de Rober.

Los que sí están bien elegidos son los invitados. Pero que ni Alfred y Amaia, ni Dani Martín, ni Lolita, entre otros, hayan logrado levantar la audiencia del programa dice mucho de lo aburrido que resulta. Hasta que no regrese Tu cara me suena (siempre que lo haga con un buen casting), la noche de los viernes continuará siendo un terreno complicado para Antena 3.

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