Durante los pasados días hemos asistido a un gran revuelo en los medios ante la expectativa de que un español fuera a ocupar la vicepresidencia del Banco Central Europeo.

Finalmente, Luis de Guindos ha sido el elegido gracias al apoyo del Eurogrupo, frente al candidato irlandés Philip Lane, que pasó con brillantez el examen al que lo sometió el Parlamento Europeo, mientras que Guindos no fue considerado apto para el puesto por la Eurocámara.

Lane es un economista con excelente currículum de investigación. Doctor en economía por la universidad de Harvard, fue más tarde profesor en la universidad de Columbia.

Guindos es Técnico Comercial del Estado y ha ocupado puestos representativos en la banca privada. La experiencia más relevante para el puesto de vicepresidente que va a ocupar, la tuvo durante el periodo que fue Secretario de Estado de Economía en el último Gobierno de Aznar.

Esta experiencia, puede inclinar a pensar en la idoneidad de Guindos para el puesto. Sin embargo, las decisiones del BCE, como las de cualquier otro banco central, acerca de la política monetaria, son extraordinariamente técnicas. Los bancos centrales utilizan complejos modelos econométricos -que se fundamentan en modelos teóricos también muy intrincados- para la toma de decisiones sobre aspectos monetarios y cambiarios. Son modelos que miran a todas partes, que tienen en cuenta todas las variables que puedan afectar a la producción y a los precios.

Y esos modelos para tomar decisiones no se pueden aprender si no se cuenta con la formación teórica previa necesaria. Por esta razón es tan importante el currículum académico de los gestores de los bancos centrales. Lane, en este aspecto, era un candidato más sólido que Guindos.

En EEUU, el reciente nombramiento de Powell como gobernador de la Fed, levantó también una polémica sobre su idoneidad. Powell sólo tiene experiencia práctica, pero no formación teórica sobre cuestiones monetarias y cambiarias o regulatorias. Sus antecesores -Bernanke y Yellen- son economistas con importantes currículum de investigación y han representado la continuidad de una tradición por la que se elegían gobernadores de alta reputación investigadora.

Dudamos que Guindos vaya a comprender en todas sus dimensiones las razones y las consecuencias de las trascendentales decisiones que tendrá que adoptar el BCE durante los próximos meses.

Pero en este ámbito, como en tantos otros, las razones políticas explican los nombramientos. En nuestro país se celebra estos días la vista sobre la quiebra de Caixa Cataluña. La Fiscalía ha detectado la total falta de preparación técnica de la mayoría del consejo de administración para aprobar cualquier propuesta. Los nombramientos políticos, sin consideraciones técnicas, han sido generalizados en el sector de cajas de ahorro y en otros.

El revuelo mediático en torno al nombramiento en el BCE, todavía revela nuestro atraso. Es un puesto de importancia relativa. Estos días aparecerá en la prensa; dentro de algunos más, desaparecerá casi por completo.

Y esperemos que su gestión no se parezca a la de Rato durante su mandato como director general del FMI. Cuando lo dejó, al haber estado sesteando y no impulsar nada relevante, Larry Summers dijo de él: no tiene defensa.

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