Desde que Juan Ignacio Zoido fue nombrado ministro del Interior, raro es el día en que alguien no se queja porque en Sevilla faltan policías. Antes también faltaban, pero el ministro no era de origen sevillano, sino que era Jorge Fernández Díaz, el de las escuchas telefónicas. Se supone que un ministro sevillano debe barrer para abajo, como barría Felipe González con el AVE. No es tráfico de influencias, sino inclinación natural. Para tráficos ya tiene a Gregorio Serrano, que ha salido indemne de los últimos temporales, a diferencia de aquella nevada. Pero no me desvío: a lo mejor no sólo faltan policías, sino que también sobran delincuentes.

Cada vez que nos quejamos de la falta de policías es porque hubo un problema, quizás un delito o una gamberrada como mínimo. La causa verdadera del problema no fue el policía ausente, sino el delincuente o el gamberro presente. Dicho de otro modo: si todo el mundo fuera santo, no harían faltan policías. Pero parece imposible. Por eso crearon las legiones celestiales y los arcángeles, alguno con espada flamígera. También hubo angelitos que se convirtieron en verdaderos demonios.

El Santo Ángel Custodio es el patrono de los policías, y no por casualidad. El policía nacional, en el imaginario de la gente, ha sustituido al ángel de la guarda, en el que pocos confían. El policía nacional debe estar al quite siempre. O en su defecto, el policía local, que tradicionalmente es menos querido, por las multas de tráfico que imponían antes de los radares. Si en un barrio pasa algo, se quejan por la falta de policías. Si un chorizo le sisa una cartera a una señora en la plaza del Duque se queja por la falta de policías. Si hay una reunión del Cecop con las cofradías, los diputados mayores de gobierno se quejan de la falta de policías en las bullas.

Según datos que ha publicado Fernando Pérez Avila, en la provincia de Sevilla hacen falta 803 policías más (hay un déficit del 22%) , de los cuales 402 son necesarios en la capital. En total, harían falta 2.341 agentes. Aunque en Semana Santa ni con 20.341 estaría la gente satisfecha.

Es una profesión con futuro, y con demanda, porque poquito a poco les van a igualar los sueldos con los mossos. Así que nuestros mozos y mozas del paro juvenil tienen una salida por ahí. Sin embargo, además de cubrir las bajas y las carencias, está el otro problema: sobran delincuentes, gamberros y malos de la película.

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