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Análisis

Carmen pérez

Que la recuperación sea para todos

El pasado miércoles la Comisión Europea publicó su análisis anual de la situación económica y social en los Estados miembros. Tras una valoración general de la marcha del conjunto, detalla la realidad particular de cada uno de los 13 países -los incumplidores del año anterior- sometidos a un estudio más profundo, señalándoles en qué aspectos concretos necesitan mejorar. Sólo Finlandia aprueba y se encuentra sin desequilibrios. Un grupo de seis Estados -entre ellos, España y Alemania- presentan desequilibrios. Y en otros seis -con Francia y Portugal- los desequilibrios son excesivos. Italia se sitúa en este último grupo, pero ha estado a punto de pasar a la cuarta categoría, la establecida para aquéllos en los que los desequilibrios son tan excesivos que se les abre un procedimiento con medidas correctoras.

A cada país se le recrimina por las variables macroeconómicas en las que no progresan adecuadamente. Especialmente preocupantes son Francia, que está al borde de incumplir el 3% máximo de déficit; Portugal, por su elevada deuda y por los activos tóxicos de su banca; e Italia, que crece poco, su desempleo es alto, su deuda pública supera el 130% del PIB y tiene enormes problemas con su sistema financiero. Pero también hay críticas para Alemania, ya que persisten sus elevados superávits por cuenta corriente, superando el máximo del 8%, que sólo están ajustando de modo limitado, con un débil nivel de inversiones, perjudicando así la buena marcha de la Eurozona. De hecho, este desequilibrio alemán junto con los sistemas financieros lastrados de préstamos morosos de algunos miembros son los dos riesgos que la Comisión destaca expresamente.

En cuanto a España, "la recuperación es robusta y equilibrada" y nuestro sistema bancario ya está fuera de peligro. Pero esas alabanzas no impiden que se nos reprenda por el aún altísimo nivel de desempleo -el segundo más alto de Europa- y por nuestra todavía altísima deuda, sobre todo la pública. Y por nuestra debilidad fiscal para cumplir los objetivos de déficit, para la que recomienda subir el IVA, los tipos reducido y superreducido, y los impuestos ambientales.

La Comisión se siente satisfecha por los frutos conseguidos al aplicar estos últimos años el "triángulo virtuoso": estímulo de las inversiones, reformas estructurales y políticas presupuestarias responsables. El empleo crece y los salarios van al alza, se van corrigiendo los grandes déficits y se están disminuyendo los elevados niveles de deuda. Pero parece que también ha tomado conciencia de las consecuencias sociales negativas derivadas de sus políticas de austeridad, y del auge de movimientos populistas y euroescépticos que han provocado. Superada la situación extremadamente crítica que se ha vivido estos años pasados, y contenidos -que no salvados- los desequilibrios, insiste en mantener el mismo rumbo, pero completa la receta: ahora es el momento en el que hay que conseguir que la recuperación sea percibida por todos: hay que combatir enérgicamente el riesgo de pobreza y la desigualdad de ingresos y oportunidades. Y en este campo se señala a España como uno de los países que más tarea tiene.

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