TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

Análisis

juan antonio solís

Los 'whatsapps' de Caronte

El éxito del treintañero en el deporte nos invita a mirarlo con otro prisma; refleja la vida

Eso de que la edad está en la mente, con todos sus matices, puede resultar un saludable propósito en la vida. Sobre todo cuando Caronte te envía de vez en cuando un whatsapp desde su negra barca y te brota otra cana. Pero en este rincón hablamos del deporte profesional. Y ahí llega un día en que la capacidad mental se postra ante la merma en la fuerza, la resistencia, la velocidad de reacción, los reflejos o la elasticidad.

Ocurre, sin embargo, que el deporte no es más que un límpido espejo ante la vida. E igual que los cuarentañeros como yo poco se asemejan en hábitos, mentalidad e incluso aspecto físico a nuestros padres con esa edad -miren las descoloridas fotos en papel Kodak que así lo testimonian-, hay que adoptar otro prisma para enfocar a tenistas, futbolistas, pilotos.

Ayer Valentino Rossi ganó su enésima carrera a lomos de un un prodigio mecánico de 240 caballos. A sus 38 años, el italiano aún es capaz de domeñar a los 240 y entrar el primero en la meta ante chavales imberbes.

También ayer, Feliciano López, de 35 años, se deslizó sobre la hierba de Queen's como un niño con raqueta nueva. Se deslizó y voleó hasta levantar el trofeo. Al mismo tiempo, un coetáneo al toledano, Roger Federer, hacía eterno su reinado en otro prado, el de Halle.

No creo que el helvético disfrute de una "segunda juventud", como reza uno de tantos tópicos. Se trata de cuidarse, de aprovechar la corte de preparadores físicos, fisios, endocrinos y psicólogos que hoy disfrutan los que ascienden al más alto nivel. De ser conscientes de que el progreso les brinda dilatar sus privilegiadas carreras.

Lo pensé en su día viendo el imponente despliegue técnico, pero también físico, de Rafa Nadal en Roland Garros a sus 31 años. O de Cristiano Ronaldo en la pasada Champions a sus 32. Su madurez, nuestra madurez, es otra. Y si Caronte nos envía un whatsapp en forma de cana, le contestamos con un emoticono sacando la lengua.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios