Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

Aborto

SUMIDOS en el paro y la exclusión social, sin estrategia para luchar contra ellos, la ciudadanía no aguanta más; necesitamos una "isla de seguridad" para saber que existe un asidero para no morir ahogados. Vivir sin confianza no es vivir.

No les basta con este dolor. Además, el Gobierno proyecta modificar la regulación del aborto, sin demanda social, para cumplir una "promesa" electoral, mientras incumple todo. Lo que está ocurriendo retrotrae a situaciones de hace más de 30 años, que creíamos olvidadas.

Tengo copia de una carta publicada en un periódico cuando se debatía la primera ley de aborto, en la que se escribe a un diputado: "Soy una mujer de Sevilla, casada y operada de cáncer, que desde el pasado mes pesa sobre mí un embarazo como una auténtica losa. Consultados los facultativos correspondientes, me comunican que tal situación es totalmente nociva, tanto para mí, por los controles a los que estoy sometida, como para el feto, debido a las sesiones de cobalto recibidas. Nunca pensé que ante este tema vital, los médicos de este país estuvieran imposibilitados para intervenirme, amparándose en una farisaica legalidad, que personas como usted abortan desde sus escaños y en la que sólo están libres de culpa las mujeres que, como la de su señoría, tienen la posibilidad de abortar en el extranjero".

Un periodista, conocedor del caso, apostillaba en un artículo: "Ni creo ni me interesa un dios capaz de bendecir tales monstruosidades, ni tampoco acabo de creerme que usted asuma con sinceridad lo que sostiene al respecto. Para mí que le ofusca su soberbia de tribuno, sentirse depositario de una escala de valores que pertenecen al pasado. Defienda lo que le parezca, caballero, pero prescinda de la soberbia y de la prepotencia. Amén de que hace daño en almas lastimadas, produce usted compasión y provoca repelucos".

Ambas son del año 85, dirigidas al "liberal" José María Ruiz Gallardón, diputado, primer firmante del recurso de anticonstitucionalidad contra la ley de IVE, padre del actual ministro de Justicia, "el progresista" Alberto Ruiz-Gallardón. Esto sí que es "la herencia recibida".

Mientras, los organismos internacionales hacen un lanzamiento global de recomendaciones políticas sobre salud, derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el aborto seguro. Tenemos un Gobierno resignado e insensible que recorta derechos individuales sólo por ideología. Estamos hundidos en la peor de las miserias, anonadados ante el desastre.

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