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La ciudad y los días

carlos / colón

Acabar como el ganado

SIGO con lo de ayer porque, aun pasando cosas tan importantes, lo creo una cuestión de fondo que afecta decisivamente a nuestras vidas cotidianas. Lo del próximo jueves y el próximo domingo influirá sobre el futuro inmediato de Europa y de nuestra nación. Pero la soberbia científica puede acabar con el planeta o reducir el ser humano, como se ufanaba el biólogo, "al mismo nivel que el resto de los animales".

No estaba de acuerdo con él Ernst Bloch, marxista y ateo, que "por dignidad personal" se negaba a "acabar como el ganado". Sí estaría de acuerdo Hitler, que redujo -con el aval científico- la vida humana a un instinto animal de supervivencia que situaba a los arios en la cúspide zoológica de la evolución, por ello con derecho biológico a dominar y exterminar a sus inferiores. La conversión de la ciencia en ideología -dándole la última palabra sobre todos los aspectos del vivir sin tener en cuenta la ética o las Humanidades- es un proceso hermano del "énfasis de la propaganda totalitaria en la naturaleza científica de sus afirmaciones" que denunció Arendt e hizo posible "el siglo más cruel de la historia conocida".

En su imprescindible Modernidad y Holocausto escribe Bauman sobre el "innoble y oscuro papel" que desempeñó la ciencia (no la seudociencia, como se suele decir exculpatoriamente) en el Holocausto: "Fueron reconocidos científicos con impecables credenciales académicas los que iniciaron y dirigieron la política racial... Los científicos y biomédicos desempeñaron una función muy activa, incluso directiva, en la iniciación, administración y ejecución de los programas raciales nazis".

La destrucción de la vida por causas medioambientales o la reducción zoo-biológica del ser humano son peligros de la soberbia científica. En cuanto a las despectivas palabras del biólogo sobre la religión ("Hemos estado mal influenciados por la religión, pensando que estábamos en la cúspide de la evolución. No lo estamos. Estamos al mismo nivel que el resto de los animales") basta recordar estas otras de Pascal: "El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza: pero es una caña que piensa. Para destruirla no es necesario que se una el Universo entero. Basta una gota de agua. Pero, cuando el Universo lo destruye, el hombre es todavía más noble que quien lo mata, porque sabe que muere, mientras que el Universo no sabe la superioridad que tiene sobre él".

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