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desde mi córner

Luis Carlos Peris

Adiós a un ariete monumental

El 'Lobo' Diarte fue, junto a Quino y Oliveira, el mejor delantero centro que defendió la camiseta del Betis

JAMÁS olvidará la clientela de Heliópolis aquel gol que Carlos Diarte le hizo al Athletic Club tras llevar de costero a costero a Goikoetxea a través de medio campo. Tras una larga e irreversible enfermedad se ha ido para siempre uno de los mejores arietes que ha defendido la camiseta del Betis. Para mi gusto, con Quino y Oliveira forma el mejor trío de delanteros centro de cuantos ha poseído el Real Betis Balompié. Con la elasticidad de un acróbata y la velocidad de reacción de un bajito, el Lobo Diarte era el ariete perfecto y sólo ciertos desajustes vitales fuera de las canchas evitaron que llegase a ser, por ejemplo, como Van Basten.

Diarte llegó muy joven al Zaragoza de Luis Carriega, aquel equipo de los zaraguayos en que la dupla que formaba con Nino Arrúa llevaba el terror al área enemiga. Y en el equipo aragonés rindió de tal manera que en el 76 fichaba por un Valencia que iría a componer una delantera de ensueño, la que formaban el holandés Johnny Rep, el paraguayo Carlos Diarte y el argentino Mario Alberto Kempes. Él solito marcaría 12 goles en los cinco o seis partidos iniciales, pero la noche valenciana, incluso el día también, fueron pasándole factura y sólo estuvo dos temporadas en Mestalla para ir a un Salamanca donde recobró gran parte de su crédito.

Y en el verano del 80, Carriega le insistió a Juan Mauduit para que viniese al Betis. Era un gran Betis, posiblemente mejor que el que ganó la Copa del Rey tres años antes, pues éste tenía mucho gol y Diarte llegó para que el punch fuese más contundente. Con Morán formó un dúo atacante de mucho poderío y somos muchos los que jamás olvidaremos aquella exhibición del Manzanares con doblete de ambos para el póquer de goles a un Atleti que lideraba la tabla. Permaneció tres años en el Betis, se fue a Francia y nos vimos luego mucho por Valencia. Fue un enorme futbolista que no dio todo lo que atesoraba, un gran tipo y el peor enemigo de sí mismo. Descanse en paz.

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