Formó una revolución tal que en todo el país surgieron como setas sus imitadores. Con Chiquito de la Calzada, el humor tomó una dimensión distinta cuando aquel programa de chistes en Antena 3 dio a conocer a un humorista que llegaba de recorrer el mundo cantando flamenco para bailar. Pero el éxito iba a llegarle por la vía del humor, un humor audiovisual en el que lo de menos era el chiste, sino la forma con que Chiquito lo adobaba. Sus amagos, sus gestos y, sobre todo, un lenguaje que iba a hacer furor para que no faltasen sus remedos en cualquier reunión. Llevó a Málaga por el mundo prendida de su corazón de hombre bueno y que empezó a apagarse el día que su Pepita del alma nos abandonó. Ayer fue a su búsqueda en un hospital malagueño, pero a todos nos deja el recuerdo de un humor que rompió moldes y que sembró de imitadores en todo un país. DEP.