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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Tribuna económica

Joaquín / Aurioles

Aerolíneas

CON unos hogares endeudados por encima del 100% de la renta (130% en el caso de EEUU) y con el precio del combustible en máximos históricos, las perspectivas que había hace un año sobre el futuro de la industria aeronáutica estaban cargadas de pesimismo. Agobiadas por la incertidumbre y por la restricción del crédito, las compañías habían iniciado una guerra de precios, que normalmente incluía una cláusula de revisión de tarifa, en previsión de que el combustible continuase su aparentemente incontrolable escalada. Había razones para temer la repetición de las imágenes del año 2001, cuando cientos de pasajeros fueron abandonados por sus transportistas en los más diversos aeropuertos del mundo, pero afortunadamente el precio del petróleo empezó a descender y entre septiembre y noviembre lo hizo tan intensamente como había estado creciendo durante los últimos dos años. Las perspectivas a corto plazo para el sector seguían marcadas por el reducido nivel de la demanda, pero la fuerte contracción en el coste del combustible introducía una novedad importante. El escenario se hacía especialmente propicio para intentar recuperar el mercado a base de precios reducidos.

Las compañías van a transportar 2,06 millones de pasajeros y 33.3 millones de toneladas de carga durante 2009, que comparado con los 2,24 millones de pasajeros 2008 y los 40 millones de toneladas de carga, supone una pérdida significativa de negocio. A pesar de ello, se confía en que las pérdidas, estimadas por IATA por encima de los 10.000 millones de dólares para 2008, consigan mantenerse en el entorno de los 9.000 durante 2009. Un cierto optimismo en las previsiones que se explican, por un lado, porque las comparaciones comienzan a reflejar que los valores negativos se mantienen, pero también se reducen y que la caída del 2,9 % observada en el número de pasajeros durante el mes de julio fue inferior a la de los meses precedentes. Por otro, porque se confía en que las señales de salida de la crisis se traduzcan, entre otras cosas, en la recuperación del deseo de viajar. En lo que no confían los expertos es que la recuperación vaya a suponer volver a la estructura y los procedimientos previos a la crisis. En cierto modo, porque el sector lleva varios años, de hecho toda la década, intentando encontrar su modelo de futuro, pero también porque la sensación de sobredimensionamiento se ha acentuado durante el último año y se estima, también según IATA, en un 15%. En el sector se especula con que la reducción del tamaño de mercado desde comienzos de 2008 ha sido superior al 20%, a pesar de lo cuan 487 nuevas aeronaves se han integrado en la flota internacional durante el primer semestre este año. Cabe pensar que si algunas compañías siguen creciendo, cuando el mercado de contrae, el conjunto del sector tiene que estar inmerso en un profundo proceso de reestructuración y que, una vez superados los problemas de liquidez, se retomarán los proyectos de fusión y los ajustes de los últimos años, es decir, reducir servicios gratuitos al pasajero y plantillas, aprovechando el respiro de los precios del petróleo.

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