EL secretario andaluz de UGT ha puesto sus esperanzas en los abuelos españoles para que empujen al resto de la población en la convocatoria de huelga general. Manuel Pastrana apela a esa misma generación maestra en todas las crisis, precariedades y sacrificios. La que bregó en años de dictadura, dictablanda y reconversiones en democracia, esforzándose con fatiguitas por auparse a la clase media. Son esos abuelos de media pensión que mantienen a los nietos a pensión completa.

Los abuelos son los que sostienen muchas cifras de la televisión actual. Los anunciantes los desdeñan porque, dicen, no tienen poder adquisitivo, aunque con sus ahorros hagan milagros inauditos. Ahora se les quiere volver a reclutar.

En Andalucía rozan los dos millones de habitantes y, televisivamente, no tienen tanto peso por su número aritmético sino por su fidelidad y horas de consumo (todos los días pasan cinco horas con Mario, el jefe de Programas de Canal Sur). Los abuelos andan cortitos y valoran como nadie el entretenimiento que les brinda la tele. Muchos de ellos tienen en un altar a sus iconos. Que se lo digan a Juan y Medio. La Tele. Mayúscula. Ese cacharro que comparten con los nietos y que últimamente han cedido más de la cuenta para que sus asilados mocosos vean Clan y Disney Channel a mogollón. Ay, tantos canales en la TDT los tienen un tanto embarullados.

Manuel Pastrana se ha inspirado en la estrategia de Canal Sur. Sabe del poder doméstico de los jubilados y se ha dirigido a ellos para que cambien el mundo. Ellos ya lo cambiaron y se han ganado sus años de paz y (escueta) paga. Canal Sur tiene amodorrados a esos abuelos andaluces con sus magacines, los puñetazos de Chuck Norris, sus culebrones y el Arrayán. De no ser por ellos la autonómica la verían muy pocos. Pero están hasta el pelo de ser marionetas.