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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Aguirre se pasó con el otro fútbol

Parecía que se había visto de todo en esos entrenadores truquistas, pero el azteca superó a todos sus colegas

CUENTAN que cuando Juan Corbacho era el entrenador del equipo del barrio en el Parque Alcosa se hacía acompañar al banquillo por su perro, un considerable lobo al que soltaba cuando se iba ganando y procedía perder tiempo, o quizá sea más correcto decir lo de ganar tiempo en aras del fin perseguido, el triunfo. También cuentan que dicho personaje fue amonestado en cierta ocasión porque para darle celeridad al juego él mismo sacó de banda. Corbacho era un tipo muy peculiar que tenía el triunfo entre ceja y ceja como un adelantado de ese otro fútbol que luego predicaron, y siguieron, muchos entrenadores.

Viene a cuento la cuestión por lo que de sorpresa tiene lo que hizo Javier Aguirre en el México-Panamá de la Copa de Oro. Iba con empate a uno y faltaban diez minutos para el final cuando el panameño Ricardo Phillips desbordó por la banda rumbo a la portería azteca y fue zancadilleado por el Vasco Aguirre, seleccionador mexicano y mucho más cerca de la línea de banda que del área técnica. Una picardía que será castigada con severidad, pero que resulta sorprendente en el fútbol de alto nivel. Quiere decirse que lo de Juan Corbacho en Alcosa es difícil de comprenderlo en un partido internacional aunque fuese de esa confederación menor que es la Concacaf.

De Aguirre se recuerdan en España sus duelos de banquillo, principalmente con Joaquín Caparrós en aquellos Sevilla-Osasuna de recuerdo habitualmente infausto, pero no podía uno imaginar que llegase a zancadillear a un contrario con el balón en juego. Eso ya es llevar lo del otro fútbol hasta unas cotas inimaginables, pasarse tres o cuatro pueblos en la carrera hacia el fin único, el del triunfo. Trucos de potreros de polvareda que nos traen a la memoria a gente como aquel Juan Corbacho que llegó a confesar que se había sentido una víctima a medias entre Lorca y Calvo Sotelo cuando Antonio Picchi y Gregorio Conejo fueron a decirle que ya no era entrenador del Betis.

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