ALBRICIAS, ahora descubren en el comité ejecutivo de Fibes que Felipe Luis Maestro, de 68 años, no es el personaje que necesita la institución ferial como director-gerente para ser competitiva en pleno siglo XXI. El sudor frío que les ha entrado a los representantes de Ayuntamiento, Diputación y Cámara de Comercio al evaluar el alto coste del blindaje que negoció Maestro para labrarse una continuidad de largo recorrido, les ha insuflado inusitados bríos para despedirlo, intentando que no tenga derecho a indemnización. Para que nadie les eche en cara que, cuando menos dinero hay en las arcas, un cargo de confianza es premiado para que se vaya a casa. Esos ímpetus son inusuales en la Sevilla del pasteleo, de la que Maestro es un acreditado relaciones públicas.

Si ha hecho falta pagarle a Deloitte una auditoría de Fibes para que Zoido le señale a Maestro el camino de salida, también podría encargarse un análisis sobre la labor de quienes forman el comité ejecutivo en nombre de las instituciones municipal, provincial y cameral, y están ahí para defender el interés público. Si alegan que no se enteraban de nada, como en Mercasevilla, mejor que se dediquen a otra cosa. Y si admiten que lo conocían demasiado, pues Maestro había ocupado desde hace más de 25 años cargos de relevancia, como la presidencia de la Confederación Empresarial Sevillana, y después de la Cámara de Comercio de Sevilla, deberían ser corresponsables del rumbo pilotado por un experto en poltronas.

Desde hace años he expuesto en estas páginas, y no a escondidas como suele ser habitual en esta ciudad cobarde, que hacía falta un relevo en Fibes. Y también en todos los organismos y estamentos de la patronal donde se atrincheran personas respetables pero claramente superadas por los cambios de una sociedad distinta a la que les sirvió para escalar. No pueden liderar el presente, y no admiten su fracaso e incapacidad para multiplicar de veras la generación de riqueza y empleo en Sevilla.