NUEVAMENTE, y como queriendo justificar dietas y soldadas, la International Board toca ese magnífico invento que es el fútbol. Cíclicamente mete la manita para retocar cositas que el tiempo se encarga de mostrar su ineficacia, o su inoportunidad. Y en el corazón de una docena de retoques, la abolición de una regla que, desde el principio hace ya años, se veía que no tenía sentido, la de que el penalti pudiese conllevar la expulsión.

Era como castigar dos veces por el mismo pecado y ahora se quita del reglamento para que sólo tenga vigencia si se trata de una acción violenta. Era un clamor la injusticia que conllevaba dicha norma y como más vale tarde que nunca, aplaudamos que haya sido abolida. Porque, ¿cuántos partidos han sido desvirtuados por susodicho punto de la ley? Infinidad de ellos han sido los que han convertido el partido en un pulso desigual por tan injusta medida.

Junto a eso, obviedades como la de que se descuente cuando el partido se detenga sea cual sea el motivo. Y es que de este puñado de innovaciones, sólo es destacable lo de que el penalti del último hombre ya no ha de por qué acarrear la expulsión. Bastante castigo es ya el del penalti como para que el infractor se quede en inferioridad numérica. La de porteros que han dejado a su equipo en tenguerengue tras ese mano a mano en que el delantero ayudó a la comisión de penalti. En fin.

Más vigilancia en las indumentarias, saque de centro en cualquier dirección, combinación de la hierba natural con la artificial, el lesionado atendido no habrá de abandonar el juego, prohibición de la paradiña o la ayuda del vídeo en jugadas trascendentes son otras de las decisiones de la International Board para las inminentes Eurocopa, Copa América y Juegos Olímpicos. El organismo que rige la reglamentación se deja notar, pero nada como abolir el penalti y expulsión.