TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

SUPONGAMOS que usted pertenece a una comunidad de vecinos que tiene unas zonas comunes destinadas al deporte. Para su mejor gestión la comunidad crea una sociedad mercantil que financia su mantenimiento con unas cuotas vecinales específicas para todo el ciclo del agua que las instalaciones requieren. Hay que tratarla, que suministrarla a la jardinería, piscinas, vestuarios, etc. El presidente de la comunidad contrata a un gerente al que se le atribuyen determinadas capacidades, entre ellas, la de disponer con su sola firma del dinero común, hasta cierta cuantía, pero siempre dentro de los fines sociales de la mercantil que gestiona.

La Sociedad, A-guasa (Agencia para la gestión unificada del agua, SA), lo hace muy bien. Tan bien que otras comunidades de vecinos se integraron en su capital para que les prestara los mismos servicios que a la Comunidad promotora.

Con el tiempo, la sociedad tiene un cartel tan bueno en todas partes que su gerente es solicitado por empresarios de mucho prestigio para hacer juntos negocios en Guatemala. E incluso en Arabia Saudí. Para eso su gerente tiene que viajar a esos países lejanos. Las cuotas de los vecinos de las diversas comunidades asociadas dan para eso y más. Por ejemplo, al presidente de la comunidad promotora le parece muy bueno establecer una televisión, lo que hace, claro, por los cauces legales, para que sus condóminos estén bien informados y entretenidos. El gerente de A-guasa, usando de su capacidad de disponer de fondos sin pasar por los órganos colegiados, destina casi ciento veinte mil euros, para financiar la TV de una sola de las comunidades asociadas. Como la capacidad para disponer de fondos no ampara cualquier destino, la TV difundirá, como contraprestación, la exigencia de un uso racional del agua. Otra actividad, aparentemente no incluida en la finalidad societaria de gestión del agua para las comunidades asociadas es la cultura. Por ejemplo, la celebración de conciertos en la sede social de A-guasa, cuyo aforo no da para todos los vecinos asociados. Pero culturiza mucho a los más cercanos o a los que puedan desplazarse hasta allí.

La crisis económica que afecta a todos lleva al gerente de A-guasa a plantear a los presidentes de las comunidades asociadas que hay que subir las cuotas que los vecinos pagan para el agua. Las inversiones en mejora del servicio lo exigen. Los vecinos no tienen alternativa, salvo pensar que sus presidentes no defienden bien sus intereses.

Esto es lo que pasaría si fuera cierto todo lo anterior. Que no lo es. Eso es lo que me dijo quien me lo contó. Le insistí para que me dijera si no se inspiraba en un caso real. Me contestó que no lo recordaba, pero que, si se ponían pesados, haría memoria.

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