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Carlos Izquierdo

Y Almudena besó el tapiz

La gimnasta se despidió después de lograr la gesta histórica de haber estado en cuatro finales olímpicas

TERMINARON los Juegos Olímpicos de Pekín y ya vemos en el horizonte los de Londres, aquellos que tuvieron que ser de Madrid. Se acabó la aventura china de 2008, un viaje excitante de 16 días que ha dejado todas las alegrías y penas que caben en el deporte y en la vida. El balance español no se sabe cómo es. Por una parte aparece un retroceso con respecto a Atenas 2004 en el número total de medallas. Por otra, aparece un avance en cuanto a preseas de oro con cinco, el mayor número desde Barcelona 92.

Eso sí, en lo que no cabe ninguna duda es en el fracaso absoluto y rotundo de la delegación española en las dos disciplinas que marcan la agenda de la cita olímpica. Las dos semanas de Juegos se dividen en natación, la primera, y atletismo, la segunda, como joyas de la corona del movimiento deportivo mundial. Pues bien, 0 y 0 para España. En la piscina -no incluimos la natación sincronizada, ya que es otra cuestión distinta- suele ser bastante habitual ese guarismo. En el tartán no sucedía desde Seúl 88, lo cual debería llevar a un análisis profundo o algo más a sus mediáticos dirigentes.

Más allá de la representación española, los Juegos de la vigésima novena Olimpiada serán recordados por los reyes Michael Phelps y Usain Bolt y por la reina Nastia Liukin. Los héroes de Pekín 2008. No obstante, la cita china debería incluir en ese podio de inolvidables a otra deportista, la española Almudena Cid. La gimnasta consiguió la gesta de ser la única en la historia de su disciplina que ha competido en cuatro Juegos, la única en la historia que ha estado en cuatro finales individuales. Lejos de conformarse, se llevó a casa su segundo diploma tras el que consiguió en Atenas. Al final, besó el tapiz que tanto le ha dado y quitado y se fue riéndose entre lágrimas, llorando entre risas. Se fue como quiso. Como la reina de los Juegos.

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