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Cosas que pasan

Ricardo Castillejo

Altibajos de salud

LE noté la voz algo apagadilla pero, según me contó ayer en persona Juan Peña, El Lebrijano, su evolución es óptima y, hoy mismo, tiene previsto salir del Hospital de la Cruz Roja donde ha estado ingresado veinte días. "Me encuentro muy bien. El único problema es que se me infectaron unos puntos y he tenido que quedarme aquí un poco más".

Una buena noticia que llega después que el cantaor sufriera una operación de colon que, por la rapidez con la que se produjeron los acontecimientos a todos nos preocupó, y que le obligó a suspender la presentación de su nuevo disco, Cuando El Lebrijano canta, se moja el agua. Con esta hermosa expresión definió el escritor Gabriel García Márquez el arte de este revolucionario del flamenco al que, si Dios quiere -y va a querer-, aún le queda mucho por hacer.

Acompañado de Pilar, su mujer, y del resto de familia, que no le ha dejado solo en ningún momento, Juan contaba las horas que le quedaban para salir de la clínica mientras me aseguraba que, en cuestión de dos semanas, retomará su actividad para, el próximo veintinueve, vestirse de tiros largos en Madrid y mostrar al mundo estas nuevas canciones con las que, además de volver a lo más puro de su esencia, celebra sus cincuenta años como intérprete.

Hace medio siglo, igualmente, comenzó su andadura como actor, Andrés Pajares. Por aquel entonces, y durante mucho tiempo después, nos hizo reír con sus ocurrencias e incluso llorar con interpretaciones como la de ¡Ay, Carmela! (que le valió el Goya al mejor actor en 1991). ¿Qué le ha pasado para que, hoy día, el único sentimiento que despierte sea el de lástima? ¿Cómo es posible que haya perdido la cabeza de esta manera? Ayer nos enteramos de un nuevo ataque de ansiedad que no hizo sino volver a entristecer a los de su entorno que, recuerden, se limitan a su secretaria, Juani, su marido y Paloma Cela.

Y no menos preocupada anda Ana Rosa Quintana cuya madre, según he sabido, también han tenido que atender de urgencias. Una rachilla rara, rara, rara…

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