LUNES de fiesta el de ayer para Betis y Sevilla, uno por lo que ha cumplido y el otro por lo que está cumpliendo. Al Betis lo recibió el Rey por los cien años cumplidos y en Zaragoza le daba la prensa nacional al Sevilla el segundo reconocimiento anual consecutivo. Quiere decirse que fue un lunes de gozo el día después de una jornada, la vigesimoquinta, en que la Liga da un vuelco por un lado y se constriñe por todos. La Liga, contrariamente a lo que propalaban de forma interesada y hasta sectaria, está viva, tremendamente viva y como en el Tenorio, los muertos que vos matasteis gozan de buena salud, de muy buena salud.

Impresionante el torbellino de fútbol que generó el Sevilla y que le pone la Champions a tiro. Entrar en el selecto grupo que da pie a jugar la primera competición ya depende de sí mismo, que está a dos puntos del Atleti y el Atleti, aparte de que se ha empeñado en suicidarse, tiene que venir a Nervión el Domingo de Resurrección. Jugando la mitad de lo que jugó el sábado, el Sevilla se mete seguro en el sitio que le corresponde. Que le corresponde de pleno derecho por una ejecutoria que anoche se le reconocía por la prensa nacional en Zaragoza, precisamente en Zaragoza, la casa del equipo que era prácticamente laminado por los de Jiménez el sábado.

En Palma arrancó el Betis un punto ante el rey del empate y la verdad es que la tarde pudo ser mucho peor para él. Dilapidó un trozo de partido muy largo, una hora prácticamente, demasiado tiempo cuando el empate es un ritmo muy corto. Edu salvó los muebles una vez más con un gol calcado de los que viene haciendo y así pudo presentarse ayer ante el Rey con el gesto distendido. Ahora bien, lo mejor de la jornada es que la Liga tiene vida, que ya no es cosa de uno sino de dos... o más, ya veremos. Se está demostrando que en la Liga de tres puntos, lo que hoy se ve en lontananza, mañana puede tocarse con las manos. Y con la Liga así, todo es mejor para todos.