Tribuna Económica

gumersindo Ruiz

Andalucía y el calentamiento del planeta

ES natural pensar en el cambio climático y el calentamiento cuando sufrimos estas temperaturas tan elevadas, durante tantas semanas. Estadísticamente se comprueba una elevación paulatina de las temperaturas medias, desde que tenemos datos; y hay un objetivo, más o menos compartido internacionalmente, de evitar que esta media sobrepase los dos grados centígrados. Como todo fenómeno complejo, el calentamiento no es observable por la propia experiencia, pues recordamos episodios de calor, inundaciones, sequías, que pueden compararse con los actuales; o al menos eso es lo que nos dice nuestra cada vez más difuminada memoria. La frecuencia y la intensidad de esos fenómenos extremos es lo que puede medirse, así como la preocupante volatilidad de los desastres en el mapa mundial.

Para nuestro sector del turismo el calentamiento supone, por ejemplo, un aumento del coste de explotación por un mayor uso del aire acondicionado, tanto de energía, como de nuevos equipos, y reparaciones. Algunos sectores se benefician, como el de producción y venta de aparatos, y las compañías eléctricas, pero es un consumo que sólo sirve para paliar un inconveniente provocado por el cambio climático, y no añade bienestar a la sociedad. Los incendios, costes de sequía, o de inundaciones, afectan a los reaseguramientos, a los medios públicos humanos y las infraestructuras. Las playas, llenas de medusas en verano, y sus construcciones, que tienen que repararse después de cada invierno, son otro ejemplo de cómo nos afectan estos cambios.

A finales de este año se celebra en París la 21 Conferencia de Naciones Unidas sobre los cambios climáticos, que se concibe como un evento participativo, muy abierto, con presencia de empresas, entidades locales, y universidades. Trata de los bosques y la agricultura, las ciudades sostenibles, la movilidad, la industria, las energías, y la financiación de las inversiones. Podríamos aprovechar la ocasión para comprometer, desde Andalucía, con vistas a esta Conferencia, a instituciones públicas y privadas, agrupando iniciativas y trabajando sobre los riesgos que el clima supone para nosotros, así como las oportunidades. Si lo vemos como algo económico, se trata de bajar costes con tecnologías eficientes de reducción del consumo energético, compensando el impacto de las emisiones asociadas a los desplazamientos masivos. Los políticos europeos, que dedican sesiones interminables a un problema como el de Grecia, tratando de deslegitimar a un gobierno que no les gusta, no encuentran tiempo para acordar una política energética común, completa, de futuro, conveniente para todos los países. El coste de la energía solar se ha reducido un 75% en los últimos quince años, y el del almacenamiento un 60 por ciento en diez años. Es un sector competitivo, como muestra el interés de grupos internacionales por hacerse con empresas del sector de las renovables, que dará lugar a una pugna entre los oligopolios nacionales y esos otros inversores. En Andalucía no podemos ser ajenos a esos movimientos, pues tenemos aquí un ámbito de investigación y desarrollo, de inversión, de producción, muy valioso.

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