Ateos de pacotilla

Dudo yo que Lucifer esté entre los consejeros de Pablo Iglesias, a pesar del apellido, que lo rebrincará

Confunden el ateísmo incrédulo y el laicismo civil con su resentimiento anticatólico y revanchista. Los ateos de pacotilla tienen una especial habilidad para dar por saco e incordiar en Cuaresma. Se ha visto con la polémica de las misas en televisión y la campaña contra los colegios religiosos. Son clásicos de este tiempo,ligados a las fechas, como los garbanzos con espinacas y las torrijas. Se puede pensar que es por influencia del Maligno, pero dudo yo que Lucifer esté entre los consejeros de Pablo Iglesias, a pesar del apellido, que lo rebrincará. Con Monedero y Echenique ya tiene suficiente para espantar.

Uno de los errores de esos ateos de pacotilla (y de los que no van a misa, en general) es pensar que no acude nadie. Bueno, depende. Un lunes de invierno y lloviendo, a ciertas horas, puede ser que el oficiante se encuentre con dos o tres personas. Pero en una función principal de las buenas, o en un pontifical solemne en una catedral, suele haber más gente que en la conferencia de un filósofo marxista. En general, se puede decir que un domingo, si lo sumamos, va mucha más gente a misa que a un mitin de Pablo Iglesias o de Alberto Garzón.

Se puede televisar, porque es para los enfermos e impedidos que tienen esas creencias. Los demás no las vemos por televisión, sino que vamos a las misas, como Dios manda. Pero tampoco pasa nada si se retransmiten para las personas con problemas de movilidad. Además, no molesta. Las ponen a unas horas tempranas de los domingos, cuando la mayoría de los ateos de pacotilla están durmiendo; y les debería dar lo mismo que programen una misa, un campeonato de surf, o un documental sobre el pájaro carpintero. No suelen televisar misas en prime time. Aunque sí procesiones de Semana Santa, a las que también acude más gente que a los mítines de Podemos.

Cuando los partidos supuestamente de izquierda no saben qué hacer para serlo, o al menos para parecerlo, caen en el recurso fácil de arremeter contra la Iglesia. Es peor si sale un obispo protestando, porque entonces le dan una alegría a Pablo, y este todavía no se ha caído del caballo. Pero cuesta trabajo callarse cuando se oyen estupideces. Pensemos que forman parte de las penitencias cuaresmales. Reconozcamos que hemos mejorado bastante. Fue mucho peor en otros tiempos históricos, cuando los incontrolados quemaron iglesias y conventos (a veces con los frailes y las monjas dentro), y todavía nadie ha pedido perdón por eso, como exigen a los demás.

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