ANTONIO Fraguas Forges y el periodista Juan Cruz se reunieron en los Cursos de Verano en San Lorenzo de El Escorial para mantener una tertulia pública. Así de fácil. Una mesa, dos botellines de agua, y un par de amigos con ganas de hablar sobre lo divino y lo humano. En vivo y en directo. Cuando los responsables de la Complutense les preguntaron cómo debían titular este evento, convinieron que Mejor, en persona. Una idea tan sencilla como afortunada. Mejor en persona, en vivo y en directo, cara a cara, entre nosotros, sin redes sociales de por medio. De tú a tú. O lo que es lo mismo, el que sería mi formato televisivo ideal. Bueno, bonito y barato. Y es que parece mentira que con lo desasistidos que estamos los espectadores proclives a estas delicatesen, a nadie se le encienda la bombilla. Basta con reunir a alguien con algo que contar y con ganas de 'hablarse encima'. Para qué más.

Hace apenas diez días que Juan Cruz acudió a petición suya al plató de Late Motiv. Quería jugar al Words con su amigo Buenafuente. Ese invento medio poético, medio filosófico, cargado de futuro. La partida fue un pretexto para la contemporización. Era lunes, y Andreu le preguntó cómo había ido la jornada. Cruz venía de entrevistar en Zaragoza al escritor Sergio del Molino, autor de La hora violeta, y de un coloquio con estudiantes de Comunicación. Una agenda sencilla. Estoy convencido de que a Cruz le encantaría incluir en la suya un formato así. Repitiendo una tertulia como la mantenida con Forges, con cámaras de por medio, cambiando cada semana. Otro amigo suyo, Antonio San José, lo hizo a diario durante años en Cara a cara, un formato que jamás debiera haber desaparecido pese al cierre de CNN+.