QUE el frío invita a uno a quedarse en su casa es algo de lo más normal, que en ese tiempo encienda la televisión y pase de canal en canal sin encontrar algo medianamente decente, también. Aunque a veces te sorprendes. El otro día, mientras hacía zapping sin atender a lo que aparecía en la caja tonta, una frase llamó mi atención; "primera miss lesbiana". No era algo que me pillase por sorpresa, todavía iba en mangas cortas cuando leí por primera vez las declaraciones de Patricia Yurena, nombre de la susodicha. Aunque es ahora cuando los programas de televisión han querido llevar a cabo su buena acción navideña y concederle a la muchacha un espacio en el que pueda expresarse libremente. Cuánta bondad.

No nos dejemos engañar. Que la miss pueda hablar abiertamente de su condición sexual y anime a otras compañeras a hacerlo importa un bledo. Que toda España sepa que a Miss Universo le gustan las mujeres y que tal vez haya muchas más modelos a las que también, es probablemente la verdadera razón. Pero el problema no es ese. La cuestión es que tras sus declaraciones se reabierto un debate sobre por qué en determinados sectores la homosexualidad es un tema tabú. Hay que averiguar la razón por la que sus miembros no dicen abiertamente que se sienten atraídos por personas de su mismo sexo. Los gremios siempre son los mismos; modelos, toreros y futbolistas. Parece que es de vital importancia saber si Cristiano Ronaldo utiliza su relación con Irina Shayk a modo de tapadera o no. ¡El mundo se muere porque por fin salga un futbolista del armario! ¿Eres famoso? Pues estás en la obligación de contarle a la sociedad cuáles son tus tendencias sexuales.

Pero claro, esto sólo ocurre cuando eres homosexual. Si te gustan los del sexo contrario no se te pide colocarte un cartelito en la frente en el que diga "soy heterosexual". En el caso contrario sí. Ni es un acto de comprensión ni tampoco querer dar voz a un colectivo, aquí lo que hay es morbo, morbo puro y duro.