CADA uno es libre de usar sus armas como más le convenga, pero no parece honesto que el Real Madrid chantajee al prójimo como intenta hacer con el Betis. En estos papeles se desvelaba ayer la causa del parón producido en el intento de hacer llegar a Heliópolis al madridista Juanfran. Y es que el motivo del colapso que se ha producido en dichas conversaciones viene por la intentona madridista de que el Betis traicione a sus compañeros de viaje dejando de apoyarlos en la lucha por conseguir que los ingresos televisivos sean más justos y, por ende, la Liga pueda llegar a unos niveles de competitividad ahora inexistentes.

Puede el mejor club del Siglo XX hacer de su capa un sayo y de utilizar su rico arsenal como mejor le venga, pero muy mal haría el Betis de claudicar en su postura para así hacerse más fácilmente con los servicios de una promesa madridista. Es más, ni aunque fuese el mismísimo Cristiano Ronaldo el objeto de las negociaciones haría bien el club verdiblanco en acceder a tan vergonzosa deserción. Y es que no creo que tenga nada que ver una cosa con la otra a excepción del trasunto chantajista que pueda encerrar lo de poner sobre la mesa de las negociaciones la bizantina, y creo que con nulo futuro, discusión por el injusto reparto de los derechos televisivos.

Chantaje que puede verse normal desde la acera madridista, incluso desde la barcelonista, que en este caso de los dineros de la tele caminan insólitamente de la mano merengues y culés. Es en el Betis donde no debe cederse ni un milímetro, pues plegarse por las migajas que significa el fichaje de una promesa significaría caer estrepitosamente a ojos de la inmensa mayoría de clubes que pretenden un reparto más equitativo. A ver con qué cara miraría a la cara de los que ahora son compañeros de viaje si se pliega a los deseos de un poderoso que no renuncia un ápice a la posición de ventaja que disfruta y que disfrutará se ponga como se ponga ese vagón donde viaja el Betis.