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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Betis, ¿la paz empieza nunca?

Sería dramático para la entidad que este 'pacto con el diablo' tuviera un resultado negativo

Nadie sabe lo que me gustaría que esa paz social que tanto persigue el actual tándem dirigente para el Real Betis Balompié se hiciese realidad ya. Ojalá el jaque a Lopera del pasado viernes dé paso al mate definitivo a una situación insostenible a fin de que el Betis vuelva a estar acorde en el campo con lo que significa socialmente. Una vez dijo Lorenzo Serra que su meta era acercar la dimensión del equipo a la del club y lo consiguió.

Lo logró de forma espectacular y no sólo acercó dichas magnitudes sino que las acrecentó sobradamente para solaz de un beticismo que lo acogió como especie de maná caído de no se sabía dónde. O sí se sabía, claro, pues el errático Lopera había dado con la piedra filosofal que para el Betis fue Lorenzo Serra. Ahora, casi un cuarto de siglo después, la cúpula dirigente anda a machetazos con la vida a fin de dar con esa tecla que reconvierta la vida de un club en depresión crónica.

Digiero la opinión que me merece el trato que el Betis ha hecho con el diablo, ese que que un día Lopera metió en escena. Llevamos ya siete años de aquella ceremonia de la confusión que fue la entrada de Luis Oliver en una escena que Lopera ya había abandonado por pies. Se fue diez minutos antes de que la impagable Mercedes Alaya lo pusiera en la segunda raya dándole el gallinero a una zorra que iba a dejar un agujero negrísimo a cambio de traer a Rubén Castro.

Ahora, ese Betis que de por sí es un milagro ha pactado con susodicho personaje. Aseguran que desde el viernes, el Betis es más fuerte y a un servidor le gustaría creerlo, pero me conozco tan bien a mis clásicos que se me va a permitir ejercer el siempre aconsejable beneficio de la duda. Lopera va a defenderse como gato panza arriba para que las cosas no sean como a él no le gustan y sería trágico revivir aquella novela de Emilio Romero llamada La paz empieza nunca.

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