En tránsito

eduardo / jordá

Buenismo judicial

SÉ que es un tema delicado, pero me gustaría saber si algún juez de vigilancia penitenciaria -o bien los integrantes de las juntas de tratamiento que evalúan a los presos- han recibido alguna vez una sanción por haber dejado en libertad a un preso que después ha cometido un delito muy grave. Un delito, por ejemplo, como el que cometió el violador de Igualada, que ya estaba condenado a 26 años de cárcel -¡26 años!- por otra violación con intento de homicidio, y que esta misma semana volvió a cometer el mismo delito mientras disfrutaba de un permiso. Por lo que he leído, un juzgado le había denegado trece veces los permisos, pero otro juzgado, amparándose en los informes favorables de los educadores, sí se lo concedió.

Insisto en que es un tema muy delicado. Porque es cierto que se conceden miles de permisos y sólo unos pocos presos cometen delitos. Pero también es verdad que alguien se debería responsabilizar alguna vez de los casos muy graves en que un preso de permiso comete un asesinato o deja en coma a una pobre mujer, con el argumento -eso fue lo que le dijo el violador de Igualada- de que "tengo que matarte porque ya he estado en la cárcel por violación". El tipo, como mínimo, era sincero: era un violador reincidente.

El buenismo ideológico está convencido de que todos los presos tienen derecho a reinsertarse, pero uno se pregunta si estos principios tan bienintencionados no suponen una burla para la justicia. ¿Tiene derecho a reinsertarse el brasileño que mató a una madre delante de sus hijos, y luego mató a los niños, y luego mató al padre que llegaba a su casa, y encima mandó whatsapps divertidísimos a un amigo contándole su hazaña? ¿Y tiene derecho a reinsertarse un violador reincidente que ya ha estado a punto de matar a varias de sus víctimas? Hombre, la verdad es que ese derecho parece muy cuestionable, o cuando menos debería ser utilizado con sumo cuidado. La jueza que concedió el permiso al violador de Igualada argumentó que "nada es fiable, y más cuando se trata de comportamientos humanos". Vale, de acuerdo. Pero si nada es fiable, y más cuando se trata de comportamientos humanos, ¿qué debería pensar la mujer que estuvo a punto de morir acuchillada después de ser violada por el hombre al que esa jueza dejó en libertad? Quizá alguien debería pedirle explicaciones a esa alma de cántaro. La jueza, claro.

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