SIN entrar aún en la sala del trono de David Chase, cuya herencia se disputan Vince Gilligan, Matt Weiner y Alan Ball, desde luego el guionista Kurt Sutter se ha ganado pertenecer a la alta nobleza televisiva con sus Hijos de la Anarquía. Sutter es un tipo peculiar, provocador, malhablado, con un blog incendiario. Hace unos días, para defenderse de unas duras (e injustas, añadiría) críticas al arranque de la tercera temporada, establecía la que debería ser premisa básica para cualquier crítico de TV: no se puede ver con los mismos ojos series diferentes. Es una obviedad, pero hay quien se empeña en comparar a los moteros delincuentes y shakesperianos con los publicistas de Sterling&Cooper. Hay series, como Mad Men, en las que aparentemente no ocurre nada espectacular, pero que te atacan como una bomba de racimo insertada en la cabeza: tardas días en digerir y atar todos los cabos, en asimilar, entender y admirar la belleza de la trama. Otras, como True Blood, son como una hamburguesa: comida rápida que olvidas inmediatamente pero cuyo consumo puede resultar placentero. No es lo mismo ver la sublime Breaking Bad que la cercana Friday Night Lights, la brutal Dexter o la hilarante Big Bang, como no son comparables los dibujos de Goya, Picasso, Moebius, Quino o Ibáñez. Pero las podemos disfrutar todas.

Sentadas esas bases de este crítico amateur y omnívoro, que no tiene ningún reparo intelectual en admitir que sigue casi 40 series, casi todas en versión original subtitulada y casi todas al día con su emisión en EEUU, se nos presenta un septiembre emocionante, con estrenos largamente esperados. Son los casos de Boardwalk Empire de HBO -por muchos Scorsese y Winter, aquí desconfiamos siempre de quien se presenta como sucesor de Los Soprano-,The Walking Dead, de su directa competidora AMC, y Undercovers, de la NBC, sobre una pareja de infiltrados de ese Midas culillo de mal asiento llamado J.J. Abrams, aunque ya veremos cómo competirá con su estupenda Fringe. También tenemos apuntada la policiaca Detroit 1-8-7. Y hablando de polis y delicuentes favoritos, noten que no he mencionado No Ordinary Family, la familia de superhéroes de Michael Chiklis y Julie Benz, porque el preair de la gran apuesta de la ABC para esta temporada es una pequeña decepción.

Pero hay otros motivos para la alegría. Recién terminadas la irregular y corta séptima temporada de Entourage, la muy mejorada segunda entrega de Hung y la entretenida montaña rusa de extrañas criaturas que es True Blood, regresa Dexter. El listón se encuentra altísimo. Hay que confiar en unos guionistas que todos los años nos sorprenden. Este mes también nos reencontramos con un House más romántico que nunca, y con La buena esposa, revelación del año pasado,. En el campo de la comedia, Big Bang, Cómo conocí a vuestra madre, que dejó atrás sus mejores episodios, y el fenómeno Glee. En su camino por conquistar a toda la audiencia, Ryan Murphy ha perdido su esencia irreverente. Todas, sin embargo, son magnífico remedio para el síndrome postvacacional.

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