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La ciudad y los días

Carlos Colón

Cabezudo de un carnaval sin gigantes

EL PP está como está. La máscara sonriente de Rajoy, expresión de cabezudo de un carnaval sin gigantes, se vuelve cada mía más insoportable. El lema que han escogido -Crecemos juntos- es el apropiado: si los champiñones pudieran hablar lo habrían elegido como propio. La derecha española se desmorona. Crisis de crecimiento, dicen. Como no sea el crecimiento de un torturado estirado hasta descoyuntarse sobre un potro no se entiende que a este carnaval de desafecciones, enfrentamientos, traiciones y boquitas pintadas de sonrisas le llamen así. Para colmo, uno de sus perros mediáticos se suelta de la cadena y les muerde. Primero a una facción, jaleado por las otras; después a todos.

No parece el PP un partido político en el sentido tradicional de la palabra, sino más bien un conglomerado de intereses y ambiciones unidos por el rencor. Algo que existía en función de la aversión radical al otro (o a los otros), sin bases ideológicas para vivir por sí mismo ni un tejido lo suficientemente fuerte como para soportar el peso de la derrota y la disidencia interna sin desgarrarse.

La cohesión alimentada por los intereses, la aversión y el rencor es tan frágil como peligrosa: con facilidad acaba por enfrentar a los antiguos compañeros entre sí. Michavila ha reconocido que el PP no es un partido "perfecto", definiéndolo como "una muy buena organización al servicio de la gente": lo mismo podría decirse de Médicos sin Fronteras o El Corte Inglés. Las cosas están mal en política, las ideologías tradicionales declinan, el poder del consumo debilita la fuerza de las ideas -esa libertad crítica que sólo es posible si la educación entrena la capacidad reflexiva- como una sanguijuela que más engorda cuanto más mengua la criatura de la que se alimenta. Pero todavía no ha llegado el momento en el que "una muy buena organización" (que además no lo es) pueda competir durante mucho tiempo con un partido que, como el PSOE, tiene 129 años de historia y un esqueleto que, aunque afectado por diversos males -el peor: haberse convertido en el siervo de la no ideología hiperconsumista maquillándola de progresismo-, aún es capaz de soportar el peso de apostasías y errores.

El filósofo Karl Jaspers escribió que, por muchos errores que cometiera, el cristianismo siempre podría regenerarse a partir de su origen. Todos conocemos el origen del socialismo, y nadie puede negar sensatamente que en él no haya principios positivos a partir de los que pueda regenerarse. ¿Cuáles son los principios, como origen a la vez que como idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta, del PP?

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