La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La Campana y la 'doctrina Laredo'

Que le apliquen a La Campana la 'doctrina Laredo', de inspiración socialista, y ya está todo solucionado

El señor alcalde de Sevilla ha dicho la semana pasada que la Gerencia de Urbanismo y la Secretaría General del Ayuntamiento "ya trabajan" en la "búsqueda" de un "encaje" jurídico para que los negocios históricos cuenten con un "régimen diferenciado" en la ordenanza de veladores que tenga en cuenta sus valores patrimoniales. Es decir el trato especial a establecimientos históricos que, por mantener su fisonomía contra viento de desamor a la ciudad y marea hortera, se han convertido en parte sustancial de su paisaje urbano. Es el caso de la más que centenaria y espléndidamente conservada (vean fotografías de principios del siglo XX) confitería La Campana.

Asombra que el Ayuntamiento tenga que dar tantas vueltas para solucionar algo tan obvio. Y aún más que se pida a los dueños del negocio que aporten la "propuesta jurídica" que "comprometieron" para colaborar en el asunto. Vale que, cargados de razones objetivas históricas, artísticas y gastronómicas, los propietarios de La Campana se comprometieran a colaborar con el Ayuntamiento. Pero dice muy poco de los munícipes que les cueste tanto trabajo reconocer dichos valores que esta confitería fundada en 1885 y perfectamente conservada aporta a una ciudad que tan poco patrimonio histórico y cotidiano ha querido y sabido preservar, lo que hace La Campana aún más valiosa, y que se haga con ella una excepción cultural (término de uso generalizado y de contenido muy concreto) consistente en que puedan poner unos pocos veladores ante su fachada. ¿Tan difícil es?

Sorprende que el Ayuntamiento, que nada dijo cuando se destrozó el Laredo, menos antiguo pero igualmente valioso, y le ha permitido llenar de veladores y sombrillas un amplio espacio situado justo ante el propio edificio de la corporación municipal, tenga que buscar y trabajar tanto para encontrar tan laboriosamente un "encaje" que permita a La Campana poner sus veladores. Que le apliquen la doctrina Laredo y ya está todo solucionado.

Viendo lo que pasa con La Campana se comprende que se estén derribando aún hoy chalés regionalistas de Nervión, como ha denunciado Adepa: hace unos meses se derribó uno de Juan Talavera en Marqués del Nervión y ahora peligra otro de Aníbal González en Cristo de la Sed. El PGOU no contempla protección para estos edificios. ¿Para qué? Lo que les preocupa, al parecer, es Vilima y la antigua Galerías Preciados. ¡Sevilla!

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