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Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Canon

DESDE un punto de vista meramente gestual, me ha gustado mucho la contestación que ha dado Rajoy a la señal circunfleja acuñada por los artistas que han arropado en un vídeo la elección de Zapatero. Al candidato del PP le ha bastado girar levemente la mano a la derecha para convertir el contorno de la ceja del presidente en la ce del canon digital. La idea es buena; frente al apoyo sin paliativos del grupo de creadores a la política socialista, Rajoy ha replicado que lo que explica el apoyo al PSOE es el agradecimiento por mantener el canon digital, quizá el tributo que más antipatía despierta entre los españoles.

Otra cosa es que sea así, es decir, que el manifiesto de artistas e intelectuales como Joaquín Sabina, Víctor Manuel, Ana Belén o Juan Goytisolo sea exclusivamente una retribución en términos políticos por la defensa que el PSOE ha hecho del canon en contra del clamor de los usuarios de internet. Yo no creo que el canon haya convertido a la fe socialdemócrata a un puñado de eximios creadores españoles. ¿Por qué? Porque Sabina, Víctor Manuel, Serrat o Pedro Almodóvar no es la primera vez que manifiestan explícitamente sus simpatías políticas hacia la izquierda. Lo hicieron antes del canon y después. Y porque su propia obra está fundamentada sobre postulados de izquierdas. No sé, en cambio, si Rajoy sería capaz de suscitar un respaldo semejante entre los intelectuales conservadores (si es que existen los intelectuales de derechas o, al menos, aceptan comparecer bajo tal denominación), pero sería bueno.

Eso sí, reconozco la inteligencia de la ofensiva del PP y acepto que entre sus partidarios haya prosperado la sospecha que vincula el canon con el voto. Pero si damos crédito a la sospecha hemos de extenderla a todas las partes y sospechoso desde luego ha sido el repentino alineamiento de Rajoy y de su partido a favor de la supresión del canon (producto, como se sabe, de un error a la hora de votar la ley que regula el gravamen) cuando hasta entonces no le habían concedido ninguna virtualidad. Puestos a sospechar, se puede pensar que la postura de Rajoy obedece menos al convencimiento que a una táctica electoral para desvirtuar el tradicional apoyo de los intelectuales.

No me cabe duda de que el canon digital, en los términos en que hoy se aplica, es injusto y debe ser reformado. No sé cuál es el procedimiento, pero es absurdo que un impuesto directo y específico se aplique a cualquier persona que adquiera un cedé y no solo a quienes copien obras registradas. No sé cuántos votos le puede costar al PSOE su emperramiento en sostener la tasa, pero supongo que entra dentro de sus cálculos estratégicos. Se verá.

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