Cara y cruz de los impuestos en Andalucía

EL Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2016, elaborado por el Consejo General de Economistas, proporciona una buena noticia y otra mala para los contribuyentes andaluces. La buena es que Andalucía ha dejado de ser la comunidad autonóma con el IRPF más alto de España; la mala, que seguimos teniendo el Impuesto de Sucesiones más gravoso de todo el país. Centrándonos en la primera cuestión surge una pregunta: ¿Qué es lo que ha cambiado? Sencillamente que el PSOE ha tenido que negociar y pactar con C's, un partido de clara orientación liberal que exigía la rebaja del IRPF, para sacar adelante los Presupuestos de la Junta de Andalucía de 2016. Cierto es que los socialistas llevaban en su programa electoral autonómico esta medida, pero también que su intención no era aplicarla en el primer año de gobierno. Sólo la presión ejercida por la formación naranja obligó a la Presidencia de la Junta a bajar en dos puntos el tramo autonómico del IRPF para las rentas inferiores a 60.000 euros. En su día, aplaudimos dicho pacto porque lo considerábamos responsable y positivo para nuestra comunidad. Ahora, los datos demuestran que la decisión adoptada por PSOE y Ciudadanos fue la acertada. Nadie niega la necesidad y bondad de los impuestos para la construcción día a día del Estado de bienestar, pero una fiscalidad moderada en el IRPF de las clases medias es siempre un acicate para el aumento del consumo de bienes y servicios y, por lo tanto, un espaldarazo al crecimiento económico.

Sin embargo, y como apuntábamos antes, la cara de la bajada del IRPF tiene una cruz: nuestro elevadísimo Impuesto de Sucesiones, el más alto de toda España. Actualmente, existe cierta voluntad del PSOE de moderarlo y para ello ya tiene un equipo de trabajo con representantes de C's, pero todavía no ha dado sus frutos y, hoy por hoy, sólo están exentos de pagar dicho impuesto los beneficiados por herencias menores a 175.000 euros, pero en el momento en que esta cantidad se supera en un solo euro los herederos deben responder en las mismas condiciones que si hubiesen recibido una herencia millonaria. Es lo que se llama un "error de salto". Es decir, una falta de progresividad en la aplicación. Este elevado impuesto, además de una injusticia que hace que las personas tributen dos veces por los mismos bienes -cuando se adquieren y cuando lo traspasan a sus descendientes- está provocando que algunas fortunas se empadronen en comunidades donde apenas existe, como en Madrid, Navarra o Canarias, con la pérdida de recaudación para las arcas andaluzas. La reducción de dicho tributo debe ser uno de los objetivos prioritarios de la Junta en materia fiscal.

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