Carreritas en el recuerdo

Para no ser un suceso provocado, como dicen, es un balance lamentable. Aparte de que hubo ocho detenidos

En la Feria se hablará de la Semana Santa. Más concretamente de los incidentes de la Madrugada. Estamos todavía en el periodo de las explicaciones inexplicables. En el 2000 se cerró el altercado en falso. En 2017 se han aventurado hipótesis que chocan con la realidad que muchas personas vimos (y sufrimos) en las calles. Un amigo sostiene que si los sucesos no se esclarecen, la culpa será del Consejo y de las hermandades, que no han pedido la dimisión de los responsables del Cecop, y se han contentado con justificaciones increíbles. Sin llegar a tanto, es verdad que un asunto tan grave no ha tenido repercusión política.

Es normal porque el PP y el PSOE van en el mismo barco institucional. Yo entiendo que el alcalde, Juan Espadas, y el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, creyeran que las medidas adoptadas eran suficientes, las mejores posibles, dentro de un orden. Sin embargo, una vez conocidos los hechos, sorprende que el Cecop no sea más autocritico, e insista en que sus medidas funcionaron perfectamente bien.

Tan "perfectamente bien" que no pudieron evitar más de 100 heridos, uno de ellos grave y atendido en UCI. Para no ser un suceso provocado, ni organizado, como dicen, es un balance lamentable. Aparte de que hubo ocho detenciones. Hay que recordar lo ocurrido y respetar a las víctimas del terror. Y si las medidas funcionaron tan bien, no se entiende que las vayan a cambiar en 2018 para endurecerlas.

Descubrir la trama (si la hay) es lo primero. Una pelea en un bar de la calle Arfe no puede provocar un estallido de estampidas, con ruidos previos, en siete u ocho puntos diferentes de la ciudad histórica, distribuidos en las zonas más sensibles. Tampoco se entiende que una avalancha corra por la calle Dos de Mayo hacia el Postigo, cuando pasa el Gran Poder, mientras hacia el Paseo de Colón tienen una salida sin bullas. Como ese detalle hay más. No se sabe si estaba organizado. Pero es evidente que unos grupos de indeseables aprovecharon la situación para crear terror. Y tampoco parece que lo hicieran por casualidad, sino porque buscaban eso. ¿Por qué? Eso es lo que se debe esclarecer.

En caso de no tener explicaciones satisfactorias, la sensación de recelo y temor no se evitará con la prohibición de alcohol, registros y megáfonos. Podemos crear un ambiente chungo, e incluso feo, que invitará a quedarnos en casa y dejar las carreritas para la Nocturna del Guadalquivir.

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