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La tribuna

Miguel Ángel Moratinos

Carta abierta a los andaluces-europeos

RESULTA llamativo contrastar que se intente eclipsar el momento histórico en el que están inmersas la comunidad internacional y Europa, que afrontan un cambio de paradigma. Quienes piensan que la política nacional es un departamento estanco sin conexión con la comunidad internacional y la realidad europea están sencillamente fuera de la realidad política española del siglo XXI.

Es cierto que el colapso del sistema financiero internacional y su influencia en la economía real y en el empleo constituyen una prioridad de la agenda nacional, europea e internacional, aunque no es menos cierto que a esta situación nos han conducido los neoconservadores y su reacción psicosomática a cualquier tipo de regulación, control o fiscalización. Parece claro que esta tensión crítica prueba la insostenibilidad del modelo neoliberal y abre las puertas a un nuevo discurso de progreso político, social y económico cuya referencia debe seguir siendo Europa.

Lo que está en juego en las elecciones del próximo 7 de junio es impulsar este cambio de paradigma que va más allá de la vertiente financiera y económica para situarse en el núcleo central de los principios y valores. Podemos salir de esta crisis reforzados y con mayores perspectivas de futuro si hacemos oídos sordos a las viejas recetas neoconservadoras y apelamos a la movilización de la ciudadanía europea, al ejercicio de su responsabilidad, y si actualizamos el espíritu de los padres fundadores de Europa y sus valores constituyentes. De este modo, se impulsarán nuevas políticas de progreso para asegurar el Estado del bienestar europeo.

Creo que las medidas adoptadas por la comunidad internacional y el Gobierno de España irán poco a poco dando sus frutos, y están en sintonía con algunas de las líneas estratégicas que nos avanzan un nuevo paradigma que reconstruye y refuerza los lazos políticos de la ciudadanía, dibuja un sistema de crecimiento económico sostenible, inspirado en la competitividad del conocimiento y la innovación, al que sumamos la legítima aspiración de situar a Europa en el lugar que le corresponde en la esfera internacional en el escenario de la globalización.

La salida de la crisis y la gestación de un nuevo modelo económico, social y político son los pilares que articularon la propuesta programática realizada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el pasado debate sobre el Estado de la nación. Esta visión emprendedora e innovadora supone un hito de modernidad y sostenibilidad que requiere de un cambio de mentalidad y del compromiso activo de la ciudadanía.

Esta renovación de ideas, proyectos y procedimientos se corresponde con una nueva Europa, la del siglo XXI, que es vital, creativa, sensible y comprometida, y cuenta con la participación estructurada de la sociedad civil. A ella se opone la Europa descreída y egoísta, ensimismada y nacionalista de los conservadores.

El domingo se confrontan dos modelos de Europa con incidencia en la vida cotidiana de los ciudadanos y en sus entornos más próximos. Está en juego la Europa política y una agenda económica y social para el próximo decenio que actualizará e integrará todos los objetivos e instrumentos dispersos en los ámbitos correspondientes al Pacto de Estabilidad y Crecimiento, a la Estrategia de Lisboa, la Estrategia de Desarrollo Sostenible, al Plan Europeo de Recuperación Económica y la Acción contra el Cambio Climático. Estos objetivos requieren de la adopción de medidas eficaces en una dirección que hasta ahora han frenado los conservadores, como el aumento del gasto público y el incentivo a las inversiones generadoras de empleo, o las ayudas públicas a sectores sensibles y en serias dificultades.

En el horizonte de los próximos años está en juego el progreso de los ciudadanos, el bienestar de las familias, la estabilidad del empleo, el vigor de los derechos, la ampliación de nuestras oportunidades y las de nuestros hijos, la protección de los consumidores y la sostenibilidad de los recursos naturales. Los andaluces europeos conocemos muy bien que Europa no sólo nos ha reportado progreso y estabilidad política y económica, sino que nos sabemos europeos porque ello fortalece nuestra identidad andaluza, nos hace más universales y prósperos.

Los andaluces sabemos que debemos formularnos algunas cuestiones de fondo para saber por qué Europa optamos el próximo domingo. ¿Queremos una Unión Europea de igualdad entre hombres y mujeres y sin violencia de género, que sea vanguardia en la lucha contra el cambio climáticos y en energías renovables, una Europa competitiva en innovación científica y tecnológica, una Europa que potencia la movilidad de nuestros investigadores con un Erasmus científico, una Unión Europea que cree un Inserso para los mayores de los 27 países, solidaria y comprometida con la erradicación del hambre y la pobreza, que los países de la Unión aporten el 0,7% de su PIB para ayuda al desarrollo, una Europa que trabaje por la paz y que condene la guerra...? Si a éstas u otras preguntas respondemos con un sí rotundo y firme defendemos una Europa abierta y progresista, innovadora y comprometida con el futuro.

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