EN pro de mejorar el estado de ánimo colectivo y evitar frustraciones innecesarias, hago llegar una sugerencia a ediles del Ayuntamiento de Sevilla como María del Mar Sánchez Estrella, delegada de Cultura, y Maximiliano Vílchez, delegado de Urbanismo. Hablen con empresas como JcDecaux, Clear Channel y otras que gestionan, mediante acuerdos plenarios, la comercialización de espacios reservados para la publicidad en quioscos, marquesinas, autobuses y expositores urbanos. Y activen la colocación de carteles en pro de entidades sociales de interés público, y para campañas informativas de evidente repercusión ciudadana, en los lugares y durante las fechas en que no hay contratada la ubicación de carteles de pago. Por un coste irrisorio, se contribuye a buenas causas y se da una buena imagen que a todos beneficia. Porque ni al sector publicitario le hace gracia que cante la gallina tantar renuencia a invertir en campañas, ni que, además, los ciudadanos fijen su atención en carteles que divulgan actividades culturales y, cuando se fijan en la fecha, después de interesarse por la letra grande de los protagonistas, descubren que le están hablando de eventos celebrados en la pasada primavera. Decadente a más no poder.

Menos mal que el Circo del Sol alegra el panorama colgando su Corteo en las farolas. Es mucho más ilusionante que ver todos los días la programación del Festival Territorios, de mayo de este año. Hay tantos carteles desfasados que abocan a la ciudad a su día de la marmota. Y se desaprovecha convertir el inicio de septiembre en un estímulo de alicientes y captaciones. Por ejemplo,el estupendo ciclo Mozart de la Sinfónica de Sevilla, con conciertos los próximos días 13 y 15 en el Maestranza, y a precios muy asequibles para que los adultos lleven a sus chavales. O alentar a formar parte del voluntariado social. O captar jóvenes talentos para juntarlos a pensar en pro de mejorar su tierra natal. O tantas cosas preferibles a ver durante cuatro meses una agenda desfasada.