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La ciudad y los días

Carlos Colón

Celebrando la Gerencia de Urbanismo

SE me ocurren muchas formas de celebrar los primeros 25 años de vida de la Gerencia de Urbanismo. Una misa de difuntos por el patrimonio arbóreo, cotidiano e histórico de la ciudad en la Catedral, acompañado por la Réquiem a Cinco Voces de nuestro Cristóbal de Morales. Un Santo Entierro Grande de carácter laico, en el que sobre pasos y carrozas se representen los cincuenta años de martirio, torturas y mutilaciones sufridas por la ciudad -con independencia que fueran totalitarios o demócratas sus regidores- desde la apertura de la calle Imagen hasta la construcción del Metropol Parasol, vulgo Las Setas de la Encarnación. Un desfile de gigantes y cabezudos en el que las máscaras reproduzcan las fisonomías de los políticos andalucistas y socialistas que han ocupado la dirección de la Gerencia, para inocente regocijo e incruento desahogo de los ciudadanos que quieran ejercitar su puntería tirándoles hortalizas (a ser posible pasadas y blandurrias). Una ceremonia laicista y republicana en la que San Fernando, San Isidoro y San Leandro sean sustituidos en el escudo de la ciudad por Atila, Nerón y el marqués de Sade, representantes más cualificados del civismo, el concepto de urbanismo y el trato que recibe Sevilla.

Muchas formas, repito, se me ocurren de celebrar los 25 años de vida de la Gerencia de Urbanismo. Y algunas más crueles o radicales que las apuntadas. Lo que nunca se me hubiera ocurrido es iniciar las celebraciones con la exposición fotográfica de la Avenida en la que se mezcla lo bueno (dependiente en casi todos los casos de la Expo 92) y lo malo (obrado por la dichosa Gerencia), lo bien hecho (Estación de Santa Justa ) y la barbarie cateta que ha arrasado zonas enteras de la ciudad (las setas de la Encarnación), lo que da calidad de vida (Centros de Salud) y lo que la mata (destrucción enlosada de la Alameda), lo útil (los puentes de la Barqueta y del Alamillo) y el despilfarro estúpido (el Estadio mal llamado Olímpico).

No hay de qué sorprenderse. Estamos en manos de quienes, como el señor Torrijos, se felicitan cínicamente porque los vecinos "vayan ocupando" la Alameda "con actos reivindicativos", cuando lo que en realidad hacían era protestar por el año y medio de retraso en las obras. O de quienes saludan así a los ciudadanos en la página web de la Gerencia de Urbanismo: "He recibido la enorme responsabilidad y el orgullo de que el alcalde me haya hecho depositario su confianza para regir las competencias en materia de urbanismo…" (lo que falta no es errata nuestra, sino escritura vanguardista del delegado de Presidencia y Urbanismo).

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