CHAVES y Arenas tienen motivos para estar contentos, y para lo contrario. Hombre, hay algo incontrovertible, que está a salvo hasta de comentaristas reacios a la ducha escocesa de la realidad. Chaves ha ganado las elecciones ,y las ha ganado por mayoría absoluta. Corta, pero mayoría absoluta. Gobernará esta tierra otros cuatro años, y ya serán veintidós al frente de la Junta. Un récord.

Aparte de ese dato, lo demás es opinable. Manuel Chaves ha perdido cinco escaños con respecto a las autonómicas de 2004, ha sido superado por el PP en Málaga y Almería y ha logrado 164.000 votos menos que Zapatero en Andalucía (elecciones generales). Su mayoría se sustenta en dos diputados. La tendencia socialista es descendente. El invicto presidente permanente de Andalucía lo asumió en la noche electoral al anunciar que los electores no le han dado un cheque en blanco y prometer "más esfuerzo y más ideas". Los va a necesitar si no quiere que el cansancio de los andaluces le pase una factura definitiva dentro de cuatro años. Eso exige un nuevo proyecto, menos conservadurismo, más innovación ideológica y un gobierno que prime la capacidad sobre las cuotas de distinto tipo con las que ha designado a los anteriores. Además tendrá que pensar en serio en su sucesión. Si no se libera de ataduras lo va a pasar mal.

Javier Arenas se viene echando más flores de la cuenta. Ha conseguido los mejores resultados del PP en Andalucía, cierto (un escaño más que Teófila Martínez en el año 2000), pero continúa por debajo del PSOE en seis provincias, y en tres de ellas (Sevilla, Jaén y Huelva) literalmente no levanta cabeza. Su tendencia es ascendente, pero de una lentitud exasperante. Los socialistas todavía le sacan diez puntos porcentuales en votos y nueve diputados. Demasiado para pensar que hay un sorpasso a la vuelta de la esquina. ¿Acaso los electores de centro y derecha andaluces sí expiden cheques en blanco o más bien la impaciencia les puede llevar a la deserción desesperada?

Hay un elemento de análisis que no se suele tener en cuenta: la supervivencia de Izquierda Unida. Es una garantía para el PSOE. Mientras los socialistas pueden permitirse incluso perder la mayoría absoluta y seguir gobernando mediante un pacto con IU, el Partido Popular solamente puede asaltar la Junta con sus propias fuerzas, es decir, obteniendo una mayoría absoluta (55 escaños, y tiene desde ahora 47), porque pinza PP-IU hubo sólo una y las posibilidades de reedición se me antojan escasas. De modo que el avance de Arenas el 9-M es notoriamente insuficiente. Da para subir la moral y agitar las banderas, no para producir un vuelco histórico como sería gobernar en solitario en Andalucía.

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