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La tribuna

Rafael Díaz-Granados

Ciudades sostenibles en Andalucía

LAS ciudades son las responsables de la mayor parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En Europa, dos terceras partes del CO2 emitido se producen en los núcleos urbanos, ya que en ellos vive más del 70% de su población y es donde se genera el 85% de su riqueza económica.

Grandes iniciativas como la ciudad de Masdar en Emiratos Árabes demuestran que un planteamiento urbano medioambientalmente respetuoso y rentable es posible. Masdar será la primera ciudad del mundo sin emisiones contaminantes y cuya generación energética procederá 100% de fuentes renovables. Diseñada bajo criterios ecológicos, este proyecto urbano integral será un referente en autogeneración eficiente de recursos como energía y agua, y en reutilización de residuos.

Masdar supone un gran primer paso, pero para que se produzca el giro esencial en el planteamiento de las ciudades del futuro es imprescindible la implicación de todos los interlocutores: administraciones, empresas y universidades. Las administraciones locales deberían aglutinar en torno a sí dichas capacidades para aproximar la mejor tecnología disponible y obtener soluciones innovadoras a sus necesidades y desafíos medioambientales. Cada entorno es diferente, pero el reto y los objetivos son comunes.

La Unión Europea está focalizando sus esfuerzos en los entornos urbanos, pues son el centro neurálgico de actuación para hacer efectivas sus políticas medioambientales, entre ellas su objetivo de reducir las emisiones de CO2 en un 20% de aquí a 2020. El éxito de estas iniciativas dependerá en gran medida de cómo las regiones europeas resuelvan la ecuación: eficiencia, sostenibilidad y crecimiento de población, evitando la sobreexplotación de sus recursos naturales e infraestructuras.

Éste ha sido uno de los ejes de la Semana Europea de las Regiones y Ciudades de la Unión, celebrada recientemente en Bruselas. Bajo el lema Desafíos mundiales, respuestas europeas, más de 7.000 representantes de las administraciones públicas regionales y locales, las empresas y las universidades intercambiaron sus inquietudes, experiencias y proyectos sobre cómo recuperar el crecimiento económico a través del desarrollo sostenible. El foro puso de relieve que hay iniciativas de carácter local que son un ejemplo a seguir.

El municipio granadino de Motril, de la mano de GE, expuso en una de las mesas de trabajo su modelo de iluminación pública eficiente. La ciudad ha instalado 2.236 luminarias de última generación que reducen la contaminación lumínica y permiten ahorros energéticos de hasta un 45%. Es un ejemplo de reducción de CO2 en origen por reducción de energía en el punto de consumo. Y hace tan sólo unos días, el proyecto ha sido reconocido como Benchmark of Excellence por la Comisión Europea.

Andalucía acoge también otras experiencias medioambientalmente respetuosas dignas de mención. En Montalbán, de Córdoba, por ejemplo, 6.000 hogares se abastecen de electricidad generada a partir del aprovechamiento de los gases que se generan en su vertedero, con lo que se reducen las emisiones de CO2 en una cantidad que equivale a las producidas anualmente por 48.600 coches, un ejemplo de aprovechamiento de un residuo para generar un recurso. Generar energía lo más cerca posible a los núcleos de consumo facilita la gestión de las redes (energía distribuida) y, según la tecnología aplicada, se puede obtener al mismo tiempo calor o frío para climatización (trigeneración y district heating).

Málaga, con su proyecto Smartcity, podría convertirse en una de las seis ciudades del mundo en poner en marcha un modelo de gestión energética eficiente utilizando las últimas tecnologías de redes eléctricas inteligentes.

Encuentros como la Semana Europea de las Regiones y Ciudades son una plataforma de diálogo excelente entre los sectores público y privado. La cooperación entre ambos permite crear sinergias para abordar de manera más efectiva los retos medioambientales, sobre todo en un complejo contexto económico como el actual. Las empresas pueden enfocar su actividad investigadora teniendo como base las necesidades reales de los ciudadanos, a la vez que las administraciones pueden gestionar mejor sus servicios si conocen y aprovechan las tecnologías eficientes a su alcance. Todos los gobiernos, también los regionales y locales, deben ahora más que nunca destinar esfuerzos bajo el enfoque de la sostenibilidad y eficiencia. Andalucía está tomando esta dirección apostando por nuevas iniciativas sostenibles que se han convertido en casos de éxito, tanto por su planteamiento, como por su ejecución práctica.

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