Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Coartadas

ACanal Sur se le terminan las excusas de algunos de esos momentos de peculiar servicio público. Esos momentos de la máquina del tiempo como cuando Manolo Sarria se pone histérico en los delirios cómicos a los que nos tiene acostumbrados la pandilla que rodea a María del Monte, que baja en seguidores en cuanto la caldera de sucesos se apaga. Cuando TVE no dependa de los anuncios y de los índices de audiencia, cadenas autonómicas como la nuestra se van a quedar en evidencia. Por lo menos una parte de su parrilla. La coartada de lograr buenos resultados de espectadores para justificar determinados programas cantarines, graciosetes o grimosos se va a acabar, y con ellos, el presupuesto que se les destina. También debería ser la llamada de atención definitiva para series que en teoría entran en el esquema de incentivar la industria audiovisual como SOS Estudiantes.

Lo que tiene que asumir una TVE ahora libre de presiones publicitarias es concentrarse en una programación de servicio público. Y que, por supuesto, interese al público: informativos, actualidad en directo, debates, espacios de entrevistas, series y cine de calidad... formatos que pueden cubrir una parrilla atractiva sin obligar a que La 1 se pegue un castañazo en el audímetro. Todo eso lo deberá asumir Canal Sur, con o sin publicidad, porque una liberación publicitaria de TVE, después de haber sido desencorsetada políticamente, condena a una nueva esclavitud a sus hijastras, autonómicas y municipales: los programas de servicio público deben ser el único objetivo de las públicas. Para el humor basto, el corazoneo o los realities (e incluso la contaminación política) ya estamos atendidos por las privadas a las que el Gobierno no ha regateado en regalarles un botiquín repleto de spots.

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