EN el año 1932, cuando se prohibió el Miserere de Eslava en la Catedral de Sevilla, el cofrade y abogado Tomás de Aquino García, hermano de los Estudiantes, preparó el Viernes de Dolores una audición especial en su propio domicilio con asistencia de numerosos y descatados cofrades, según cuentan los libros sobre la materia. Curiosamente, en esa misma casa, ubicada en la calle Tomás de Ybarra, se reunirán 76 años después un buen número de apellidos cofradieros para asistir a la bendición del nuevo despacho profesional de Moeckel, también hermano de la Buena Muerte. Ese despacho en el que, por cierto, Burgos se probó con el Pregón, magnífico Pregón, de punto y aparte y del que muchos siguen recordando por la calle su alta capacidad para hacer vibrar al personal. Allí se lo leyó completo a su apoderado y a Rogelio Gómez, usando el mismo atril que se instala en el teatro. Casualidades de la vida. Simple coincidencia. Está claro que hay casas con las que se podría escribir un libro cofradiero.